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¿Renuncia o no Mancini? Todas las secuelas del Mundial contra Macedonia del Norte

Tras no poder clasificarse para el Mundial, el segundo consecutivo, la Italia del fútbol debe enfrentarse a la realidad: la Eurocopa ha ocultado nuestros límites y el Campeonato de Italia ya no está a la altura

¿Renuncia o no Mancini? Todas las secuelas del Mundial contra Macedonia del Norte

Italia se pierde la Copa del Mundo, la historia se repite. Macedonia va a la final el próximo martes en Portugal, mientras que los Azzurri van del triunfo al fracaso en el espacio de 8 meses, encontrándose lamiendo sus heridas como aquella noche de noviembre de 2017, cuando Ventura no logró clasificarse contra Suecia. Esta vez sin embargo el desastre, porque de eso se trata, es aún más inexplicable, pues encontrarse en el establo después de dominar las estrellas es verdaderamente absurdo. Ahora se abren escenarios impensables hasta hace poco: una falla de este tipo, de hecho, corre el riesgo de provocar un verdadero terremoto en las instituciones del fútbol italiano, comenzando por el entrenador Roberto Mancini.

Mancini: “¿Mi futuro? No sé, ahora la decepción es demasiado grande"

A pocas horas de la clamorosa derrota ante Macedonia, ganada con un gol del expalermitano (irónicamente) Trajkovski en el minuto 92, uno se pregunta por el futuro de esta selección, en primer lugar de su entrenador. De hecho, el héroe de Wembley está ahora en el banquillo de los acusados ​​por no haber llevado a Italia al Mundial de Qatar, sobre todo porque él mismo ya no puede tener los estímulos para reaccionar ante semejante paliza. “Es mi mayor decepción a nivel profesional, al igual que la Eurocopa fue el mejor momento – explicó sin demasiadas palabras el técnico azulón -. En el fútbol pasan cosas increíbles, algunos partidos son así, es difícil hablar de eso y analizar este. La victoria de la Eurocopa era merecida, pero luego la suerte que, en parte, nos había acompañado, se convirtió en mala suerte. Dominamos el grupo, hubo dos situaciones que no suelen pasar (cualquier referencia a los penaltis fallados por Jorginho contra Suiza no es pura coincidencia, ed). ¿Mi futuro? No sé, ahora la decepción es demasiado grande para hablar de eso…”.

Gravina: "Espero seguir con él, pero nuestro fútbol hay que rehacerlo"

Palabras llenas de tristeza, tal como las expresadas poco después por el presidente de la FIGC Gabriele Gravina, casi incrédulo ante lo sucedido. “Es la ley del fútbol y hay que aceptar el veredicto, estoy amargado, lo siento por toda la afición aunque quede la gran alegría del verano pasado –subrayó con el semblante más oscuro que nunca–. La derrota de esta noche nos hace entender que hay algo que hacer en nuestro fútbol y no me refiero sólo a reformas. La Federación tiene mucho respeto por la selección, tenemos que entender por qué tantos jóvenes no se utilizan, es nuestra responsabilidad, nosotros los directivos, tenemos que plantearnos este problema y seguir adelante. ¿Zurdo? Espero que siga, que se deshaga de los residuos de esta eliminación muy rápido y recupere las energías porque tiene un compromiso con nosotros".

Italia se ha desinflado: de Jorginho ("Pensaré en esos penaltis fallados toda la vida") a Donnarumma, pasando por Insigne e Immobile, no se salva nadie

Tan fácil como es señalar con el dedo al comisario técnico, es justo decir que las fallas son sobre todo de los jugadores. Encumbrados como fenómenos en julio, los campeones de Europa (porque, a pesar de todo, lo somos) no lograron recuperar la serenidad, acabando pagando el precio en un grupo que parecía el trampolín ideal hacia Qatar y que en cambio clasificó a Suiza. De hecho, nuestros problemas empezaron mucho antes que ayer, cuando perdimos un partido concediendo sólo un remate digno de mención, y en pleno tiempo añadido, y está claro que la mente de todos vuelve a los dos partidos contra los suizos, especialmente al Desde Roma. En el Olímpico hubiera bastado una victoria para cerrar la discusión y teníamos el punto de partido, y cómo si lo tuviéramos: en ese penalti disparado de Jorginho está todo el fallo azul, que llegó sin señales de ningún tipo, y eso es por qué es aún más doloroso.

La Eurocopa ocultó nuestros límites, luego llegaron los problemas: nuestra Eurocopa ya no está a la altura

Si bien es evidente que esos errores han cambiado la historia de los azzurri, es necesario hacer un análisis integral de los problemas de nuestro fútbol y de una selección llena de buenos jugadores, pero sin fenómenos capaces de guiar a otros en momentos difíciles. . Llegamos a la Eurocopa como outsiders y eso, muy probablemente, nos permitió jugar con la mente despejada y los hombros ligeros, desde el primer partido contra Turquía hasta la mismísima final en Wembley, donde la presión, por razones obvias, estaba al máximo. el 'terrateniente de Inglaterra y seco de trofeos desde 1966. A partir de septiembre, sin embargo, las cosas han cambiado, porque estar en el techo de Europa también implica cargas, empezando por la forma en que los demás te tratan. Bulgaria, Suiza (dos veces), España, Irlanda del Norte, Macedonia: nadie sintió el más mínimo respeto por nosotros. Después de todo, con la excepción de los multititulados Chiellini y Bonucci, ningún miembro de este equipo ha ganado nunca nada más que el Campeonato de Europa, que tuvo un peso considerable. Y luego hay que decir que Mancini también tuvo mala suerte y no solo por los episodios mencionados anteriormente. Llegar a los play-offs sin Chiesa (quizás la única verdadera campeona del equipo), con Chiellini y Bonucci medio lesionados, con Donnarumma en crisis (esto también se vio en el gol de Trajkovski, en el que pudo haberlo hecho mejor) y demás no fue sin duda el mejor viático hacia Qatar. La verdad es una mezcla de todas estas cosas, con una sola gran certeza: nuestra liga ya no está entrenando a nivel internacional, como sí se puede ver en el progreso de los clubes en las copas, limitándose solo a Atalanta y Roma, además en Europa y la Conference League, ciertamente no en la Champions League. El resultado es que quien parece ser un gran jugador en Italia (ver Berardi), se derrite clamorosamente en cuanto el escenario se ensancha. Y esto, independientemente de cómo vayan las cosas, no hace más que aumentar el respeto por quienes, a más tardar hace ocho meses, nos llevaron al techo de Europa.

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