La Unión Europea promueve Uber, Airbnb y las demás plataformas de la consumo colaborativo. Las nuevas directrices de la Comisión de la UE, de hecho, permiten la prohibición total de estas aplicaciones solo como una "medida extrema", pidiendo también una distinción entre aquellos que ponen a disposición su automóvil o su casa ocasionalmente y aquellos que, en cambio, lo hacen un trabajo a tiempo completo, estableciendo “umbrales mínimos por debajo de los cuales una actividad económica puede ser considerada una actividad no profesional entre iguales sin tener que cumplir con los mismos requisitos aplicables a un proveedor de servicios que opera con carácter profesional”. Sobre todo, Bruselas apunta a la práctica de licencias y autorizaciones para el ejercicio de servicios que deben admitirse "solo cuando sea estrictamente necesario para lograr objetivos relevantes en el interés público".
En todo caso, los de Bruselas no son indicaciones jurídicamente vinculantes, incluso si pudieran utilizarse, en adelante, para iniciar cualquier procedimiento de infracción. Sin embargo, corresponderá a los estados miembros decidir cuándo y cómo adaptar la legislación nacional, siguiendo estas indicaciones.
Para Uber otra victoria, después de la inversión de $ 3,5 mil millones del fondo de riqueza soberana de Arabia Saudita, que eleva al gigante de la economía colaborativa a una monstruosa valoración de 68 millones de dólares.
La decisión de la Comisión, sin embargo, estaba en el aire desde hacía tiempo: según la comisaria de mercado interior Elzbieta Bienkowska, "no se puede imponer una prohibición total de estas actividades si el motivo es proteger los modelos de negocio existentes y si el objetivo fiscal, protección social y del consumidor”.
