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El ex contador general del estado, Andrea Monorchio: es posible reducir la deuda sin activos

La idea de Andrea Monorchio, ex Contadora del Estado, y Guido Salerno Aletta es pedir a los ciudadanos un préstamo (voluntario o forzoso) equivalente al 10% de sus propiedades, que puede ser financiado por los bancos con una hipoteca limitada sobre las propias propiedades. – De esta forma nuestra deuda pública quedaría italianizada y su coste muy reducido

El ex contador general del estado, Andrea Monorchio: es posible reducir la deuda sin activos

La señora Merkel, al saludar a Berlusconi junto con su colega Sarkozy, ha introducido, ciertamente no por casualidad, un nuevo elemento al pedir a Italia que actúe rápidamente, no solo para contener el déficit y relanzar el desarrollo, sino también un rápido alivio de la deuda. Al lastre que debe afrontar Berlusconi se suma un nuevo elemento sobre el que el debate se ha mantenido hasta ahora un tanto al margen, aparte de las propuestas de Giuliano Amato y Pellegrino Capaldo de una patrimonial de 300 o 400 mil millones de euros, lo que sin embargo es considerado impracticable por la mayoría de los economistas y, obviamente, por todos los políticos.

Es poco probable que el Consejo de Ministros pueda hablar hoy de ello, ya hay tanto hierro en el fuego que no habrá tiempo para abordar un tema tan complejo. Ya hay muchas medidas para fortalecer la credibilidad del objetivo de un presupuesto equilibrado en 2013, y aquellas, aunque complementarias, necesarias para fortalecer el desarrollo, y no hay armonía dentro del Gobierno sobre su adopción que Berlusconi tendrá que lanzar. toda mi autoridad restante en algo decente, por lo que las acciones de alivio de la deuda seguramente se pospondrán.

De hecho, los dos niveles no deben confundirse. Para mejorar el potencial de crecimiento del país será necesario recortar gastos, empezando por los de la política, reformar las pensiones y aplicar las recetas del recién nombrado Gobernador del Banco de Italia Ignazio Visco presentadas en el Parlamento el pasado 30 de agosto. Ya de esta forma, los mercados probablemente mostrarían una mayor confianza en la deuda italiana, lo que llevaría a una reducción del diferencial con el bund alemán. Pero esto no es suficiente. Los casi 1900 billones de deuda italiana, equivalentes al 120 por ciento del PIB, deben reducirse rápidamente. ¿Como? La propuesta más reciente es la presentada por Andrea Monorchio, ex contadora general del Estado, y por el prof. Guido Salerno Aletta.

“Se trata de italianizar nuestra deuda –dice Monorchio–, sacándola así de las presiones de las finanzas internacionales. Naturalmente, el requisito previo para poder atacar la deuda es llegar con certeza a un presupuesto equilibrado mediante la reforma de las pensiones, quizás imponiendo una mayor eficiencia en la atención médica y, sobre todo, reduciendo los costos de la política eliminando demasiados niveles de gobierno y recortando el ejército de bagmen y asesores que rondan a los políticos”. Pero, ¿por qué medios sería posible italianizar y reducir la deuda? ” El primero – explica el prof. Salerno – es un sistema del tipo Cash & Kind y consiste en pagar todo el gasto público de un monto significativo con un porcentaje entre el 5 y el 10 por ciento en valores, quizás a una tasa más baja que la que actualmente impone el mercado. Esto ya ha ocurrido parcialmente en el pasado y no ha dado lugar a mayores inconvenientes, ayudando a aligerar tanto la carga de intereses como la presión del Tesoro sobre el mercado”.

Pero aún más relevante es una segunda propuesta. Consiste en pedir a los ciudadanos propietarios de inmuebles un préstamo (voluntario o forzoso, las opciones están abiertas) equivalente a aproximadamente el 10 por ciento del valor del inmueble. La provisión de fondos podría ser realizada por los ciudadanos en los bancos mediante la colocación de una hipoteca limitada sobre el valor de la propiedad en sí. A su vez, los bancos podrían descontar estas hipotecas garantizadas por las propiedades de los ciudadanos en el BCE y así obtener una tasa cercana a la tasa de descuento.

“En definitiva, el Estado se financia a tasas mucho más bajas y además traslada deuda externa a deuda interna. Si esta operación se hace con habilidad - concluye Monorchio - el ahorro del coste de la deuda que ahora pesa sobre el presupuesto público en casi 80 millones de euros al año, nos permitiría reducir nuestra deuda al 60 por ciento en veinte años, como piden desde Europa. Los ciudadanos aún tendrían bonos del gobierno negociables, que tienen un rendimiento, aunque modesto, y que en cualquier caso serán reembolsados ​​al vencimiento. Así que no se trata de un impuesto que, una vez pagado, nunca vuelve, sino de una forma de utilizar los bienes inmuebles privados para garantizar nuestra deuda pública, ganando así más confianza en los mercados y con las autoridades comunitarias”.

Es una propuesta que debe ser evaluada en todos sus aspectos técnicos. Pero el Gobierno parece distraído. Probablemente piensa sobre todo en cómo salvar los espacios de poder y gestión de la política. No suprime las provincias, no vende las empresas públicas, especialmente las locales, no reduce el número de parlamentarios y sus embolsadores afines. Es claro que una propuesta como la de Monorchio y Salerno sólo puede tomarse en consideración luego de que el sistema político haya dado suficientes garantías de querer eliminar los sobrecostos operativos que asfixian al país.

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