El examen de la ley electoral pasa oficialmente del Senado a la Cámara, mientras que el Palacio Madama deberá ocuparse prioritariamente de reformas institucionales, comenzando por la superación del bicameralismo perfecto. El número uno de las dos cámaras del Parlamento ha llegado al acuerdo decisivo.
“Los presidentes Grasso y Boldrini -se lee en una nota conjunta-, al definir el acuerdo sobre el paso de los asuntos electorales a la Cámara de Diputados, coincidieron en la necesidad, también a los efectos de compartir equilibradamente el compromiso de reforma, que el Senado tenga prioridad en el examen de los proyectos de reforma constitucional ya presentados y anunciados, en particular los relativos a la superación del bicameralismo igualitario y para la puesta en marcha de un bicameralismo diferenciado más moderno y eficiente”.
Así se concreta una propuesta fundamental en la agenda de Matteo Renzi, nuevo secretario del Partido Demócrata. Por otro lado, la aprobación de la ley electoral a Montecitorio (donde los demócratas en virtud del Porcellum solo tienen mayoría absoluta) había sido votada por una mayoría diferente a la que apoya el Ejecutivo: Pd, Sel y Movimento 5 Stelle . Un trío que, por supuesto, también tendría los números en la Cámara para aprobar cualquier propuesta. Cualquier oposición del Nuevo Centro-Derecha (partido de gobierno) de Angelino Alfano sería irrelevante.
“Me temo que Alfano quiere perder el tiempo y andarse por las ramas, pero no me dejaré encantar ni entorpecer –dijo Renzi-. Tengo mi propia estrategia de salida, un canal también abierto con Berlusconi y Grillo, que realmente quieren una reforma ahora. Y si el Nuevo Centro-Derecha se desvía, significa que vamos a trabajar con alguien más”.
La respuesta viene del ministro de Reformas, Gaetano Quagliariello (Ncd): “Pero, ¿qué le puede interesar al ciudadano si la ley electoral va a la Cámara o al Senado? La reforma solo se puede llevar a cabo si se convierte en parte de un acuerdo de gobierno: nadie puede hacer reformas independientemente del gobierno. En los próximos diez, quince días, es decir, como máximo para la Befana, la mayoría o encuentra un acuerdo sobre la ley electoral o entra en crisis y entonces cada uno asumirá sus responsabilidades. Yo creo que hoy llegar al presidencialismo, que es la forma que yo prefiero por los tiempos que tenemos, que es de 18 meses, no es posible. En cambio, la elección directa del primer ministro, en la que en segunda vuelta el ciudadano elige quién es el primer ministro con una investidura popular, es el modelo más compatible con nuestro marco institucional”.
