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"Trabajo, competencia, escuela y megafonía, aquí están los problemas que Italia ya no puede posponer": habla Micossi

Stefano Micossi deja la dirección de Assonime después de 23 años. Su discurso, pronunciado en la conferencia Luiss en su honor, destaca claramente los problemas no resueltos que bloquean el crecimiento de la economía italiana y que las fuerzas políticas deberían decidir abordar.

"Trabajo, competencia, escuela y megafonía, aquí están los problemas que Italia ya no puede posponer": habla Micossi

Stefano Micossi dejará la dirección general de Assonime a finales de año tras 23 años de servicio. La presidenta Patrizia Grieco y toda la asociación quisieron saludar a Micossi organizando ayer en el Luiss de Roma una conferencia en la que, junto a la ilustración del gran progreso de la Asociación de sociedades anónimas en las últimas dos décadas, se repropusieron – sobre la base de un ensayo a múltiples voces editado por Luca Paolazzi y no en vano titulado "Italia y el hilo del crecimiento" - los temas básicos que la sociedad italiana aún no ha logrado abordar y que son la causa de la sustancial estancamiento de nuestra economía y su creciente distanciamiento de los países del resto de Europa. Se trata de entender cómorecoger el hilo del crecimiento” dado que sin crecimiento es muy difícil satisfacer las expectativas de los individuos y de la sociedad en su conjunto, y en particular de cómo utilizar mejor las energías de los muchos jóvenes que hoy en Italia no estudian y no trabajan. La conferencia, a la que asistieron, entre otros, el Gobernador del Banco de Italia, Ignazio Visco, el presidente del Tribunal Constitucional, Giuliano Amato, y el presidente de la LUISS Business School, Luigi Abete, se centró en algunas recetas que nos permita superar el estancamiento actual. Entre ellas destacan la pertenencia plena a Europa, sin la cual no tenemos posibilidad de crecimiento, y la formación a todos los niveles para mejorar la posibilidad de atender la demanda y oferta de trabajo. 

    En su discurso de clausura (que publicamos íntegramente a continuación), Stefano Micossi, tras los acostumbrados agradecimientos, resume la receta a aplicar para salir de la crisis. Esta es una reflexión particularmente oportuna en un momento en que uno está en marcha campaña en el que los partidos amontonan las propuestas más desahogadoras sin darles nunca una organicidad tal que las haga plausibles para volver a la senda del crecimiento. De hecho, casi nadie menciona el crecimiento como el primero de los objetivos a perseguir, sin el cual todo lo demás está escrito en la arena.

Discurso completo de Stefano Micossi: los problemas que siguen postergándose

el programa europeo La próxima generación de la UE ha colocado nuestros retrasos históricos en el centro de nuestra política económica, eliminando los factores que inciden negativamente en el crecimiento y la productividad: el exceso de burocracia, la inseguridad jurídica, la oportunidad de la justicia, la falta de infraestructuras tangibles e intangibles. Tampoco podemos subestimar la necesidad de elaborar un plan de contención de nuestra deuda pública, que nos convierte en supervisados ​​a ojos de las instituciones e inversores europeos. El gobierno de Draghi ha dado un impulso formidable a los procesos de gasto y reforma. Se han iniciado simplificaciones significativas de los procesos de toma de decisiones y los procedimientos de gastos administrativos. Se ha conseguido una importante reforma de los procedimientos de crisis empresarial, aunque tras un largo y algo enrevesado recorrido. Las importantes contribuciones de muchos ilustres amigos para el volumen editado por Luca Paolazzi –a quien mi especial agradecimiento por la iniciativa– especifican las aún deseables intervenciones de reforma en los diversos campos de la economía y las instituciones.

Los problemas que se aplazan: trabajo y negociación de empresa

Sin embargo, algunos problemas aún están lejos de ser abordados. En primer lugar, el mal funcionamiento del mercado laboral sigue lastrando la evolución de la economía italiana. El gobierno de Renzi había tratado de abordar el problema con la Ley de Empleo, pero no logró implementar completamente la parte relacionada con la movilidad hacia nuevas ocupaciones. La productividad laboral continúa estancada.

La Figura 1 muestra que durante las últimas (casi) tres décadas, los salarios a menudo han crecido más rápido que la productividad; La figura 2 muestra que el problema es más serio en el Mezzogiorno, donde de hecho la inversión privada languidece, mientras que tanto el capital como la mano de obra tienden a migrar a otros lugares. Estudios recientes muestran, sin embargo, que la distribución de salarios y productividad presenta diferencias sistemáticas en el territorio, desincentivando el empleo y la inversión. La causa principal parece residir en un sistema de negociación salarial disfuncional aún centrado en acuerdos sectoriales nacionales, que no permiten alinear los salarios con la productividad. La solución sólo puede estar en la descentralización de la negociación a nivel de empresa –un objetivo compartido por Confindustria después de todo–, pero el pequeño tamaño medio de las empresas dificulta este paso, porque el pequeño empresario teme la confrontación directa con el sindicato a nivel de empresa. No existen recetas sencillas para superar este problema, pero el objetivo de la descentralización debe perseguirse abriendo más espacio para la diferenciación salarial. En este sentido, cabe recordar que una reforma de este tipo allanó el camino, a mediados de los años noventa, para una fortísima recuperación de la economía alemana, que en su momento aparecía como el gran enfermo de Europa. Incentivos que, en lugar de contratar en condiciones sin cambios, pueden ayudar a impulsar reorganizaciones corporativas e inversiones en tecnología que mejoren el desempeño laboral.

FIGURA 1
FIGURA 2

Los problemas que aplazan: la competencia en los servicios

Un segundo problema sobre el que debe llamarse la atención se refiere al estado de la competencia. En las últimas décadas, como en otros países, la participación de los servicios en la economía ha crecido, pero esto ha ido acompañado de un empeoramiento de la productividad y los salarios, que son mucho peores en los servicios que en la manufactura. Los servicios deficientes en conjunto generan trabajadores pobres y anualidades ineficientes. Este es un problema de concurrencia. Italia no aplica la Directiva de Servicios y los resultados son visibles. El problema no son los taxistas, por supuesto, sino la distribución, los servicios profesionales y financieros, donde, de hecho, los jugadores más fuertes, cuando es necesario, vienen de afuera. El problema tiene una dimensión política que no es fácil de abordar, porque el aumento de la competencia en los servicios afecta más directamente a las personas, y un sistema político débil tiene poca inclinación a aumentar las presiones competitivas sobre las personas. Sigue siendo que este es un eje central para estimular el crecimiento y la productividad. 

Los problemas que se postergan: la capacidad de gestión de la administración pública

En tercer lugar, la administración pública sigue careciendo habilidades de gestión, mientras que el intento de poner el servicio en el centro de los usuarios ha fracasado en repetidas ocasiones. La multiplicación de casos de corrupción ha endurecido las reglas de gestión y el sistema de control, dificultando las decisiones, sin resolver el problema principal -que surge de la indebida interferencia política decisiones de gasto y decisiones de gestión. Los múltiples intentos de desmantelar el sistema de filiales municipales, mediante la aplicación de principios europeos sobre los límites entre lo público y lo privado, han fracasado esencialmente. Este gobierno ha tratado de tomar el toro por los cuernos, y hay que darle todo el crédito a la Ministro Brunetta, que ha puesto en marcha valientes iniciativas para mejorar las competencias y hacer más eficientes las administraciones públicas. Queda por ver si el nuevo gobierno que surgió de las elecciones continuará en este camino, nuevamente, enfrentando la impopularidad necesaria. 

El sistema tributario: complejo y distorsionador

Un problema dentro del problema, en mejorar la gestión pública, es nuestro sistema tributario, que es extremadamente complejo y distorsionador. Cada año la ley de presupuesto la agudiza en la búsqueda frenética de nuevos ingresos y, al mismo tiempo, en el otorgamiento desordenado de exenciones y concesiones tributarias para satisfacer distintas necesidades y circunscripciones electorales. 

La incertidumbre de las relaciones fiscales y el deterioro de la relación entre los contribuyentes y la administración financiera están ligados en particular a algunos institutos: el llamado abuso de derecho, que la búsqueda frenética de ingresos ha convertido en un instrumento para impugnar sistemáticamente las operaciones extraordinarias de compañías; la existencia de una doble 'vía' para los ingresos comerciales que conduce a la divergencia de los ingresos legales y fiscales; el sistema de sanciones, infestado de leyes exageradamente punitivas de carácter penal. La lucha contra la evasión sobredimensionada se realiza de forma intermitente, dado su carácter 'masivo' y, por tanto, las posibles fuertes repercusiones de impopularidad política.

El anuncio de unos ambiciosos objetivos de reforma fiscal se ha traducido en la práctica en una rebaja del IRPEF para los tramos de rentas individuales más afectados (entre 28.000 y 55.000 euros anuales), mientras que otras intervenciones se posponen a la puesta en marcha de una delegación fiscal bastante genérica, en el que los objetivos de desconcentración de los partidos conviven mal con objetivos más sistemáticos de reorganización del sistema.

Problemas que se refieren: escuela e investigación

Finalmente, los sistemas de educación e investigación siguen en grave aprietos por la falta de recursos y una fuerte resistencia tanto cultural como sindical, a la renovación de programas y a una gestión competitiva de los universidad y fondos de investigación. La escuela sigue sufriendo de canales de reclutamiento débiles, capacitación insuficiente y falta de una carrera profesional para que los maestros paguen sus esfuerzos y también para desarrollar un liderazgo calificado. La universidad sigue sufriendo falta de autonomía de sitios individuales y un sistema consensuado de reparto de los fondos de investigación que no favorece la calidad de los proyectos. No está claro en qué medida las intervenciones de reforma del PNRR, que también cuentan con recursos considerables (unos 20 mil millones) ayudarán a solucionar estas debilidades endémicas. 

Para fomentar el crecimiento, modernizar las leyes y las instituciones

En los últimos veinte años las instituciones que rigen el funcionamiento de la economía se han renovado profundamente. Entre los resultados positivos podemos incluir ahora la modernización del derecho societario y mercado de capitales, junto con un sólido enfoque de la regulación de la competencia y la regulación económica de los servicios de red, con la supervisión de Autoridades independientes, en su mayoría basadas en la legislación europea, lo que podría garantizar la independencia de las decisiones nacionales del ciclo político. 

Sin embargo, como ya he señalado, la plena integración de la sector servicios y mercado de capitales no se hizo realidad; las autoridades que debían orientar su implementación han quedado incompletas, comenzando por la ESMA. En el sector de inversión directa, el problema del sesgo nacional con respecto a las adquisiciones del exterior sigue siendo fuerte, mientras que el marco regulatorio de referencia, especialmente en términos de movilidad de empresas, aún no parece adecuado, manteniendo segmentaciones ineficientes del mercado de capitales.

En general, la economía italiana mantiene grandes fortalezas, pero el marco institucional para la actividad empresarial mejora lentamente y, en ocasiones, sufre contratiempos considerables. Por tanto, es necesario, de cara al futuro, mantener el rumbo de la economía con mayor determinación modernización del marco legal e institucional para la actividad empresarial, lo que constituye la primera condición para que Italia vuelva a tener una perspectiva de crecimiento sostenido. 

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