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El trabajo no se crea por decreto: ilusiones sindicales sobre bloqueo de despidos

La petición sindical de ampliar indefinidamente la congelación de los despidos es insostenible y corre el riesgo de preparar un desenlace catastrófico para el mercado laboral y un efecto desastroso para el gasto público que el primer ministro Draghi no podrá avalar - Es hora de acelerar las políticas activas del Trabajo

El trabajo no se crea por decreto: ilusiones sindicales sobre bloqueo de despidos

Nos dirigimos hacia uno tormenta perfecta? Muchas señales sugieren que sí, pero muchos de los que deberían estar preocupados parecen más orientados a posponer su llegada el mayor tiempo posible en lugar de preparar contramedidas efectivas. Tarde o temprano, pero más temprano que tarde, un número probablemente cercano al millón de personas dejarán de “estar” empleadas ope legis, y tendrán que salir al mar abierto del mercado laboral en el estado o en el PNRR ni en el Decreto Sostegni bis hay medidas concretas y adecuadas que permitan y regulen el gigantesco problema de la reubicación de quienes han (de hecho ya) perdido su trabajo. Sin embargo este no parece ser el primer pensamiento de los Sindicatos (y ni siquiera de los empresarios, a decir verdad) ni el de los Ministro de Trabajo.

La CGIL explicó claramente el camino que tiene en mente: extensión de la prohibición de despido (y por tanto de la CIG que la sustenta) hasta el "fortalecimiento de las redes de protección social en dirección a la cobertura universal". Es decir, en vista de un nuevo período de ayuda a la renta. Pero, ¿trabajo?, podría preguntarse uno.

La respuesta está lista. Necesitaremos “un plan extraordinario para el buen y estable empleo que haga creíble cualquier objetivo de refuerzo de la cohesión social”. Como se dice Paz en el Mundo. ¿Cuando? ¿Como? El Sindicato no aporta ideas al respecto. O más bien, algunas ideas imaginativas aún son capaces de exhibirlas: así explica Landini “para acelerar los tiempos en las licitaciones y en la ejecución de las obras no basta simplemente con cambiar las reglas. Se hacen supuestos para calificar las estaciones contratantes". Et voilà creó empleo. Alguien de mi edad recordará cuando el FIOM de Brescia, en ese momento vanguardia del antagonismo obrero, sostuvo que "¡luchamos contra la inflación!" haciendo un guiño a la extendida creencia de que para bloquear el crecimiento de los precios bastaba con obligar a la Política a fijarlos administrativamente.

Tengo la impresión de que en términos de políticas de empleo el enfoque sigue siendo culturalmente el mismo: el trabajo lo crea la voluntad política. Lo cual, por supuesto, solo puede conducir a medidas inútiles, como la "Decreto de dignidad. Todavía no se ha mostrado ni un ápice de propuesta en el campo de los servicios de empleo: quien debería hacerlo no parece interesado, salvo para repetir la jaculatoria sobre el empleo público. Se recuerda con razón la centralidad de las inversiones; pero si es cierto que estos crean empleo, también lo es que el encuentro entre oferta y demanda en el mercado laboral no se da de manera espontánea, como también lo está demostrando la experiencia estadounidense: las empresas salen de la crisis con importantes innovaciones, y los perfiles los profesionales de los que han perdido su trabajo responden poco a la pregunta.

Es para llenar este vacío que el Políticas activas. Después de todo, incluso en las inversiones habría que ser coherente: la primera reforma prevista por la Recuperación para facilitarlas, la de la simplificación, se encuentra con la hostilidad de la Unión que ya amenaza con atacar la revisión del código de contratación.

En términos concretos, lo que reclaman los sindicatos es una extensión indefinida del statu quo: no despidos, CIG para todos. Incluso la mediación de Draghi, que esencialmente prorroga la CIG hasta octubre para los sectores más débiles con prohibición de despido y anima al resto a no disparar hasta fin de año (pero no lo prohíbe) se juzga insuficiente. Si empezaran los despidos, sería una bomba social, dice el sindicato. Pero en espera de que evento se deben mantener bloqueados? Y sobre todo, ¿qué herramientas se deben preparar para contrarrestar tan preocupante desempleo? Nadie lo dice, y menos el ministro Orlando, que sigue pregonando la reforma universal de las redes de seguridad social, optando evidentemente por avanzar en un terreno aceptable para el gremio.

Crece la resignada convicción de que es políticamente más simple y socialmente más tranquilizador reconocer la existencia de un fuerza de trabajo "reservorio". asistida sine die, que podrá vaciarse parcial, o progresivamente, o incluso no, por la dinámica espontánea del Mercado de Trabajo, sin que nadie se estrese por tener que buscar trabajo con la espada de Damocles del fin del asistencialismo ? Una bolsa de mano de obra “garantizada”, que conviven con los “normales”? No es una idea ajena a la cultura de gran parte del gremio, que ha tendido a garantizar a los de adentro y descuidar a los de afuera. Y es similar a la visión social que subyace a la Renta de Ciudadanía. No creo que sea una elección lúcida, pero el deseo de extender indefinidamente el congelamiento de los despidos produciría precisamente este tipo de resultado.

Difícil de creer que Dragones podría permitir tal resultado, catastrófico para el mercado laboral y desastroso para el gasto público. Y también entiendo que Draghi puede preferir una tregua en el mercado laboral mientras tiene que lidiar con prioridades más urgentes y complejas (piense en las diversas reformas "preparatorias" previstas por el PNRR). Pero cuando va a terminar escudo de redundancia o habremos construido mientras tanto un sistema estructurado y funcional de servicios de empleo, o habremos construido una clase social de nuevos clientes sin esperanza, las víctimas de la pandemia. Pero llegados a ese punto será difícil evitar la "tormenta perfecta".

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