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El “sueño chino” no es “americano”

El “sueño chino” aspira a lograr, en palabras del presidente, una sociedad próspera, una renovación del país y -por último pero no menos importante- la felicidad de los chinos.

El “sueño chino” no es “americano”

Este fin de semana se llevó a cabo en Shanghái un seminario de diálogo internacional de dos días sobre el "sueño chino", al que asistieron autoridades y académicos de más de 20 países (incluidos Estados Unidos, Canadá, Japón, Australia, Egipto, Japón e India) y fue dividido en tres mesas redondas sobre los temas "Sueño chino y camino chino hacia el desarrollo económico y político", "Sueño chino y prosperidad mundial", "Sueño chino y promoción de la paz". 

La expresión "sueño chino" se ha consolidado como consigna nacional bajo el liderazgo, primero como secretario del Partido Comunista de China, luego como presidente de la República Popular, de Xi Jinping. El “sueño chino” aspira a lograr, en palabras del presidente, una sociedad próspera, una renovación del país y -por último pero no menos importante- la felicidad de los chinos. "El sueño chino", dice Cai Mingzhao, ministro de la Oficina de Información del Consejo de Estado de China, "ejerce una atracción extraordinaria porque refleja los deseos y aspiraciones de cientos de millones de chinos por un futuro mejor". 

“En el XVIII Congreso del Partido Comunista”, agregó el ministro, “el entonces secretario general Xi Jinping introdujo reformas en varios campos, lanzó un nuevo concepto de trabajo y adoptó medidas para combatir la corrupción dentro del propio partido”. En respuesta a los críticos, especialmente extranjeros, del sueño chino, Robert Lawrence Kuhn, periodista, escritor y politólogo, además de presidente de la Fundación Kuhn, en su discurso de apertura del seminario declaró que "el sueño chino tiene 5 dimensiones: nacional , personales, históricas, globales y antitéticas".

Todas estas dimensiones tienen aspectos muy innovadores, “por ejemplo”, observa nuevamente Kuhn, “la dimensión personal del sueño chino se centra en el bienestar individual, volcando el concepto tradicional de la primacía de la comunidad sobre el individuo”. Kenneth Lieberthal, por otro lado, investigador principal de la Institución Brookings, hizo el papel de abogado del diablo, destacando la amplia gama de obstáculos que se interponen entre los chinos y la realización del sueño chino. 

Obstáculos que van desde la rápida transición demográfica, que está produciendo una población mayoritariamente anciana antes de que el país se vuelva lo suficientemente rico como para aumentar significativamente el ingreso per cápita, hasta la escasez endémica de agua, dramáticamente evidente en la llanura del norte de China. “No es por ser pesimista”, concluyó, “pero necesitamos a alguien que ponga el dedo en los problemas. Por otro lado, el sistema chino ha demostrado ser altamente adaptable y pragmático, y ha enfrentado mayores desafíos que este en el pasado”.

http://usa.chinadaily.com.cn/china/2013-12/08/content_17159679.htm 

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