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¿Los 10 Scrooges son todos "hombres nuevos"?

Se trata de emprendedores que partieron de la nada (o casi) y que han acumulado una fortuna en los últimos cuarenta años gracias a sus iniciativas industriales. Desde Ferrero a Polegato, pasando por Prada, Armani, Del Vecchio o Berlusconi, todos operan en el mercado en el que se han instalado con nuevos productos o rompiendo viejos esquemas monopólicos.

¿Los 10 Scrooges son todos "hombres nuevos"?

Los diez más ricos de Italia tienen activos de alrededor de 50 mil millones, equivalentes a los de hasta 3 millones de pobres. El estudio del Banco de Italia deduce que, si bien esta distribución de la riqueza no es tan diferente de la existente en el resto de Europa, parece justificada la presión por políticas redistributivas que, además de razones de equidad, también responderían a la necesidad recrear un ambiente más propicio para la movilidad social, para el espíritu emprendedor de los jóvenes y, en definitiva, para la recuperación del desarrollo de todo el país.

Pero, ¿es realmente así? Ciertamente, la cifra impresiona, sobre todo si se presenta de manera que suscite un resentimiento instintivo hacia las grandes e injustas desigualdades entre los que tienen mucho y los que tienen muy poco y, sobre todo, si se comprende que los que tienen mucho tienden a obstaculizar el avance de los demás y de los jóvenes.

En resumen, esta presentación implica que los pocos súper ricos actúan como una cúpula que opera de manera conservadora al bloquear los espíritus animales de aquellos ansiosos por emprender, pero se ven obstaculizados por el poder de quienes se sientan en la cima de la pirámide de la riqueza. Un poco como sucedió en el siglo XVIII cuando la movilidad acumuló riquezas y privilegios, aplastando el deseo de crecer en el "tercer estado".

Pero si te desplazas por los diez nombres de los Scrooges italianos, entiendes que hay algo mal en este razonamiento. En primer lugar, se trata de emprendedores que partieron de la nada (o casi) y que han acumulado una fortuna en los últimos cuarenta años gracias a sus iniciativas industriales. Desde Ferrero a Polegato, pasando por Prada, Armani, Del Vecchio o Berlusconi, todos operan en el mercado en el que se han instalado con nuevos productos o rompiendo viejos esquemas monopólicos. Berlusconi, que también socavó el monopolio de la Rai, se benefició luego de un sistema oligopólico que le aseguró una posición privilegiada, pero incluso en este caso el mercado no se ha cerrado en absoluto, como lo demuestra el gran éxito de Sky en los últimos años.

En segundo lugar, hay que considerar que gran parte del patrimonio de estos top ten rich se basa en el valor de sus empresas y que por tanto su interés en hacerlas crecer y prosperar sigue siendo primordial. Nadie parece pues ponerse en la posición del rentista que vive de los frutos del inmenso patrimonio acumulado aunque se gestione de manera distraída e ineficiente, como sucedió hace dos siglos con el latifundio.

El verdadero problema de nuestro país no es, pues, el de la redistribución, aunque evidentemente donde se acumula riqueza por evasión fiscal se necesitan políticas de contraste muy decididas, sino el de ampliar las posibilidades del mercado, favoreciendo nuevas iniciativas, haciendo más conveniente intentar una nueva empresa Los diez superricos son los que hicieron progresar a Italia desde la posguerra hasta hace veinte años. Debemos preguntarnos por qué no nacen hoy nuevos emprendedores que se propongan imitar a los de la época y que se fijen como meta emular sus éxitos. No es despertando la condena social ni la envidia como lograremos cambiar la marcha en este país.

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