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Justicia: es bueno el aplazamiento de la reforma de Cartabia. Tiempos demasiado ajustados, por lo que corremos el riesgo de que el boomerang

El consejo de ministros se dispone a aplazar la aplicación de la reforma de Cartabia que debía comenzar el 1 de noviembre. Por eso es un paso razonable.

Justicia: es bueno el aplazamiento de la reforma de Cartabia. Tiempos demasiado ajustados, por lo que corremos el riesgo de que el boomerang

El ejecutivo parece estar cerca de posponer la reforma cartabia de justicia penal; y lo hace bien, por varias razones, aunque pueda parecer, desde una perspectiva miope, un revés a la legislatura anterior.

 El aplazamiento no es una elección de colores políticos, sino una necesidad dictada por sensatez. La reforma, que vería la entrada en vigor el próximo 1 de noviembre, adolece de la ausencia de estructuras y recursos sin los cuales la disciplina corre el riesgo de tener un efecto contrario a la idea de acortar la duración de los procedimientos judiciales. 

Además, es necesario revisar con mayor prudencia la relación entre las derogaciones normativas y la ley transitoria; en otras palabras, ¿qué será de procesos en curso y ¿qué reglas se aplicarán entre lo antiguo y lo nuevo? Además de la incertidumbre interpretativa fisiológica respecto a las previsiones a adoptar por primera vez, surge una desorientación precisamente sobre la régimen intertemporal a aplicarse al día siguiente de la entrada en vigor del decreto legislativo.

Sería imprudente, como argumentan algunos, diferir selectivamente posponiendo solo ciertas normas. En un sistema de reglas, donde todo está sujeto por un hilo rojo, un aplazamiento parcialy generaría más incertidumbres que el país no necesita.

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