La Eurozona cerrará el segundo año de recesión, 2013, con una caída del PIB del 0,6% (como en 2012 tras +1,5% en 2011). El FMI lo predice. El punto de inflexión solo se produjo en 2014 cuando el PIB registró un +0,9 % y luego se aceleró hasta un +1,3 % en 2015.
La eurozona ha emprendido "una serie de acciones conjuntas que han resuelto riesgos fundamentales" para la existencia del euro y "han disminuido las tensiones extremas del mercado", escribe el FMI. Sin embargo, "los mercados financieros siguen fragmentados a lo largo de las fronteras nacionales y el coste del crédito para el sector privado sigue siendo elevado en los países periféricos, especialmente para las PYME".
La inflación debería permanecer moderada con cierto riesgo de que surjan presiones deflacionarias. En este contexto, la prioridad es enderezar los balances bancarios para impulsar el crédito.