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Y la canción del comercial de Fiat se convirtió en el himno de los manifestantes brasileños

Vem pra Rua, la melodía que acompaña el último comercial de Fiat para Brasil, se convirtió en el canto simbólico de los manifestantes contra el despilfarro y el gasto excesivo en la organización de la Copa del Mundo de 2014.

Y la canción del comercial de Fiat se convirtió en el himno de los manifestantes brasileños

Quizás en estos días hayas escuchado una canción llamada Vem pra Rua, que traducida significa ven a la calle. Porque esta canción se ha convertido en el himno de las manifestaciones que, desde el 17 de junio, inflaman las principales ciudades de Brasil, y en especial Río de Janeiro. Para el país sudamericano se trata del mayor movimiento de protesta de los últimos veinte años, y más precisamente desde 1992.

Entonces el pueblo brasileño salió masivamente a las calles contra la corrupción del gobierno encabezado por Fernando Collor de Mello. Hoy, en los días en que la maquinaria organizativa puesta en marcha por la Federación de Fútbol Verde y Oro hace sus ensayos generales con la Copa Confederaciones, se protesta contra el despilfarro y el gasto excesivo que ha hecho el gobierno en la organización de la Copa del Mundo de 2014. a los bolsillos de la población en forma de aumentos de precios, como los de los billetes de autobús, cuyo precio ha subido 20 reales.

Pero antes de convertirse en el himno de las manifestaciones, y hacerse muy popular en las redes sociales, Vem pra Rua fue la canción del último comercial de Fiat para Brasil, compuesta para la ocasión por Henrique Ruiz Nicolau e interpretada por el popular cantante Falcao. Una melodía cautivadora y típicamente brasileña, que en realidad se presta mucho como canción de protesta. De hecho, desde el título, el texto incita a salir de casa y salir a la calle. Luego, salir a la calle para sumarse a las manifestaciones, “porque la calle es la escalera más grande de Brasil”.

Ciertamente no era lo que Fiat, que es una marca de referencia en Brasil, tenía en mente cuando rodó el spot, que en sí es bastante inocente. Pero tal vez alguien se esté frotando las manos con el Lingotto. Después de todo, parafraseando a Andy Warhol, no existe la mala publicidad.

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