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Deutsche Bank: lente del BCE sobre 3 accionistas

Según los informes, el banco central está alarmado por el peso que han ganado tres inversores, uno chino y dos qataríes, en el capital del gigante financiero alemán.

Deutsche Bank una vez más termina bajo la lente de la supervisión internacional. Según un artículo del Sueddeutsche Zeitung titulado "¿De dónde viene el dinero", los supervisores del BCE están supuestamente alarmados por tres accionistas, uno chino y dos qataríes, que tienen gran influencia en el gigante bancario alemán.

Según el diario, la pasada primavera el grupo chino HNA, un conglomerado de empresas que van desde la logística hasta las finanzas, habría aumentado su participación en Deutsche Bank hasta el 9,9%. Hna había entrado en el capital del banco alemán (sorpresa) el pasado mes de febrero con un 3% de participación y había subido al 5% al ​​mes siguiente, participando en la ampliación de capital del grupo de Frankfurt por 8 millones. Desde mayo pasado, HNA es el mayor accionista de Deutsche Bank.

Mientras tanto, dos jeques de la familia gobernante de Qatar -socios de Deutsche Bank desde 2014- también llegarían a tener participaciones igualmente significativas. La monarquía árabe fue embargada el 5 de junio por un grupo de países encabezados por Arabia Saudí y Egipto por supuesto apoyo a organizaciones terroristas (sobre todo, los Hermanos Musulmanes).

"Esta nueva estructura accionarial llama la atención de los órganos europeos de supervisión financiera", explica el artículo, especificando que los supervisores del BCE están supuestamente "verificando" si se debe iniciar un procedimiento de control de accionistas.

Esto sería una novedad, escribe el periódico, ya que tales controles solo pueden realizarse en accionistas con participaciones superiores al 10%. Para proceder, en este caso, los supervisores deberán demostrar que los socios en cuestión realmente tienen mucha influencia. Los tres accionistas han presentado un representante en el consejo de supervisión.

Los controles del BCE podrían centrarse en tres aspectos:

1) si los inversionistas son confiables y financieramente sólidos;

2) si el origen del capital es lícito;

3) si los accionistas no están vinculados a actividades ilícitas como el blanqueo de capitales o la financiación de actividades terroristas.

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