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Rompecabezas de Cataluña, independencia sí pero quizás no: ¿qué pasa ahora?

Cataluña sigue sumida en el caos: el presidente Puigdemont proclama formalmente la independencia pero se queda congelada y quizás se aleja - Hoy la respuesta oficial del presidente del Gobierno Rajoy - ¿Aplicará el Gobierno el artículo 155 de la Constitución y encargará la Región? El daño económico para los culés es muy pesado

Le palabras pronunciadas ayer en el Parlament por el presidente de la Generalitat de Catalunya, Carles Puigdemont han provocado una especie de paradoja: se proclamó la independencia, pero Cataluña se alejó más de la secesión. Y no sólo porque el Gobernador ha pedido al Parlamento de Barcelona que suspenda los efectos de la declaración para abrir nuevas negociaciones con Madrid, sino sobre todo porque ha dado a Mariano Rajoy una razón válida para actuar y utilizar todos los medios legislativos necesarios para apaciguar cualquier ambición secesionista de los líderes catalanes. En cambio, el presidente del Gobierno le había advertido: si Puigdemont se hubiera atrevido siquiera a pronunciar la palabra "independencia", la Moncloa habría reaccionado con vehemencia.

A pesar de la solemnidad que el líder de "Junts Pel Sì" intentó dar a su discurso, los hechos de momento dicen otra cosa: la declaración de independencia pronunciada ayer no tiene validez legal como tampoco lo tienen los fundamentos sobre los que se asienta: es decir un referéndum que el Gobierno y los jueces españoles han reiterado reiteradamente como carente de todo valor legislativo y constitucional. Esos números que los independentistas citan como prueba del éxito del referéndum atestiguan en realidad que, a pesar de haber ganado el Sí con el 90,18% de los votos, sólo el 38% de los derechohabientes (algo más de dos millones de personas sobre un total de 7,5 millones) fueron a votar, cifra que no habría sido suficiente aunque la consulta hubiera sido legítima.

Mariano Rajoy, al tener gran responsabilidad en el estallido de la crisis catalana, ahora parece tener la sartén por el mango y consciente de ello, aparecerá hoy frente a Congreso de los Diputados para formalizar la reacción del Gobierno. Pero antes, a las 9.00 horas, se celebrará una reunión extraordinaria del Consejo de Ministros. 

De sus manifestaciones no sólo del pasado domingo que revigorizaron la causa unionista y la ley, sino también y sobre todo las primeras conmociones económicas que está provocando la voluntad independentista catalana. La amenaza secesionista amenaza con poner de rodillas no sólo a Barcelona, ​​sino también a Madrid (y los efectos en Bolsa ya están a la vista). Por todas partes llueven avisos sobre los riesgos para la economía de todo el país, mientras empresas y bancos siguen saliendo de Cataluña en busca de un puerto más seguro. Desde el 1 de octubre, muchas grandes empresas han trasladado su domicilio social a otras ciudades de España para salvarse de la inestabilidad y las consecuencias de una declaración de independencia. como explica El pais: “Seis de las siete empresas catalanas que cotizan en la Bolsa española ya han decidido emigrar, incluidos los dos bancos más grandes: Caixabank y Sabadell. Dos importantes bodegas fuertemente vinculadas a Cataluña, Freixenet y Codorniù, están pensando en irse”. Un auténtico éxodo que podría socavar la hegemonía económica construida en las últimas décadas sobre la que Barcelona ha construido parte de su voluntad independentista: una sola región que por sí sola aporta el 20% del PIB de España y el 23% de la producción industrial.

Sin contar la oposición expresada por todos los líderes europeos más importantes, que en los últimos días han deseado unánimemente una solución compartida por ambas partes, reiterando sin embargo que en Europa no hay sitio para la República de Cataluña y que la UE sigue teniendo un único interlocutor en el contexto de la crisis, que es el Gobierno español.

¿Que pasará ahora? Aunque son muchos los que desean una solución pacífica que evite por un lado la separación de Cataluña de España y por otro conceder a Barcelona esa parte de autonomía (fiscal y económica) que lleva años pidiendo, de momento parece que Rajoy sigue decidido a seguir en la "línea dura".

En este punto, por lo tanto, la perspectiva de aplicar el ahora escurridizo parece estar cada vez más cerca. Artículo 155 de la Constitución. que permite al Gobierno suspender la autonomía catalana y a su presidente, cediendo de facto el control de toda la región a Madrid. No sólo eso, en base a las disposiciones, también podría disolverse el parlamento de Barcelona y convocar elecciones anticipadas. El artículo nunca se ha aplicado en la historia de España y podría tener efectos muy graves en el futuro de las relaciones entre la región y el Estado central. 

Puigdemont se arriesga incluso a ir a prisión y los precedentes no están de su parte: en 1934 su homólogo Lluis Companys proclamó la "república catalana". Duró 11 horas. Entonces llegó el ejército y arrestó, juzgó y condenó al líder secesionista a 30 años de prisión. Los franquistas lo fusilaron en 1940.

El presidente de la Generalitat, junto a sus ministros, ya está siendo investigado por desobediencia, abuso de poder y presunto desfalco con motivo de la convocatoria del referéndum y corre el riesgo de ser procesado por "rebelión".

Rajoy, por su parte, debe proceder con cautela, eso sí. Los ojos del mundo están puestos en él y nuevas imágenes de violencia en Cataluña podrían socavar la causa unionista, a pesar de la legalidad en la que se fundamenta.

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