El plan de recuperación de Banca Carige está en marcha, con un objetivo ambicioso: alcanzar el break even en 2020. Así lo indicó el banco de Liguria al presentar el nuevo plan de negocios a 2023, para lograrlo tiene previsto implementar un ampliación de capital de 630 millones de euros en el primer semestre de este año para reforzar el capital del banco, financiar la enajenación de los créditos fallidos y al mismo tiempo repagar los 320 millones de bonos subordinados emitidos en otoño y suscritos por el Régimen Voluntario, al tipo que pasa de 13 al 16%, tras la paralización de la ampliación de capital decidida por la familia Malacalza en diciembre.
En lo que se refiere específicamente a la enajenación de préstamos improductivos, Carige comunicó que está sosteniendo uno oferta vinculante para vender 1,9 millones de euros de préstamos improductivos brutos, de un total de 3,6 millones mantenidos, para reducir drásticamente la ratio entre morosidad y total (ratio Npe) hasta el 6-7%, es decir, en el rango entre el 5 y el 10%, a finales de noviembre. Las ofertas que ya han llegado a la mesa son las de Sga y Fonspa, apareciendo la primera (controlada por el Ministerio de Hacienda) en la pole position, con una oferta en torno a los 1,8 millones. A 31 de diciembre de 2018, el banco genovés seguía informando pérdidas netas de 272,8 millones de euros.
El plan presentado en Génova por los comisarios Fabio Innocenzi, Raffaele Lener y Pietro Modiano se tituló significativamente "Recuperar el futuro" y tiene como objetivo, según el texto difundido a la prensa, "reducir estructuralmente el perfil de riesgo del banco, revisar completamente el modelo de negocio para asegurar su sostenibilidad desde una perspectiva autónoma y permitir la generación de un retorno de capital satisfactorio”. Por tanto, los comisarios optaron en primer lugar por el nuevo aumento, aplazando hasta después de una agregación probable. La operación se divide en tres fases: en el futuro inmediato (2019) el derisking definitivo, en 2020, como se ha dicho, el presupuesto equilibrado, en el largo plazo (hasta 2023) la rentabilidad sostenible.
Para apoyar el plan, Carige también proporciona 1.050 despidos y cierre de 100 sucursales tradicionales: se concentrará, dice la nota, en las ramas "core" recortando las periféricas y centrándose en una profunda revisión del modelo de negocio. En definitiva, más espacio para clientes minoristas y pymes, y para segmentos más rentables como el banca privada. La acción de Carige ha sido suspendida durante dos meses en la Bolsa de Valores.
