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Tarifa Rai en la factura: por eso protestan las empresas de servicios públicos

Assoelettrica y las demás asociaciones de comercializadores de electricidad explican su oposición a la medida concebida (pero aplazada) por el Gobierno - Las facturas corren el riesgo de encarecerse - El mercado está abierto: ¿quién tiene que cobrar? – ¿Qué pasa con los que no pagan? – ¿Quién controla los datos de Isee de los usuarios? – También está en juego un principio constitucional.

Tarifa Rai en la factura: por eso protestan las empresas de servicios públicos

Inútil para el Estado, perjudicial para las empresas y los consumidores en términos de costos. Así las eléctricas rechazan la idea del gobierno de trasladar la tarifa de la licencia Rai en la factura. Una propuesta inicialmente concebido para estar bajo la nueva ley de Estabilidad, luego archivado “pero no muerto del todo, solo pospuesto a otras medidas”, como ha subrayado esta mañana Chicco Testa, presidente de Assoelettrica, durante una rueda de prensa organizada en Roma junto a Aiget, Energia concorrente, FederUtility y Anigas. La suya es una petición común: "Las facturas no deben convertirse en vehículos para el cobro de impuestos que no tienen nada que ver con el servicio que ofrecemos".

Las asociaciones, que juntas representan a los 272 vendedores de electricidad en Italia, enumeran cinco razones para apoyar esta tesis.

1) FACTURA MÁS CARA

Con la adición de la tarifa, los costos de administración y cobranza aumentarían para las empresas. No solo eso: además de la morosidad de la factura de la luz, las empresas también deberían gestionar la ligada al canon, que ahora se estima en unos 540 millones de euros al año (27%). Todo ello conduciría "a la introducción de costes adicionales y riesgos adicionales para los vendedores de electricidad -argumentan las asociaciones- que inevitablemente no podrían dejar de reflejarse en las facturas". Esto correría el riesgo de anular el ahorro que produce la rebaja de la tasa (hoy en 113,50 euros) prometida por el Gobierno.

2) EL MERCADO ESTÁ ABIERTO: ¿QUIÉN COBRA?

El segundo problema tiene que ver con la propia naturaleza del mercado eléctrico, que se liberalizó en 2007 y hoy cuenta con cientos de operadores privados. Los clientes pueden cambiar libremente de proveedor, incluso varias veces en el transcurso de un año, y esto -según las empresas- generaría problemas insalvables en la gestión de la tarifa.

3) SI LA CUOTA SE HACE PROGRESIVA, ¿QUIÉN TIENE LOS CONTROLES?

El proyecto original del gobierno también contemplaba que la tasa se pagara en función de los ingresos, teniendo en cuenta los valores del Isee. "De ello se deduce que 'alguien' debería informar a cada sanitaria sobre el importe a facturar a cada cliente -subrayan de nuevo las asociaciones-, ya que las sanitarias no disponen de los datos de ingresos y patrimonio de sus clientes", por no hablar de las "criticidades de gestión". en la protección de la privacidad".

4) ¿Y QUIÉN TIENE EQUIPOS DE RADIO Y TELEVISIÓN, PERO NO CONTRATO DE LUZ ELÉCTRICA?

En juego estaría nada menos que el principio de igualdad establecido por la Constitución: los titulares de facturas eléctricas que no dispongan de equipos de radio, televisión o comunicación (TV y radio, pero también ordenadores, smartphones y tabletas) seguirían estando sujetos al pago de la tarifa; por el contrario (y este sería el caso más frecuente), estarían exentos quienes posean electrodomésticos que requieran el pago del impuesto, pero no tengan factura de la luz.

5) ¿QUÉ PASA CON LOS QUE NO PAGAN?

“Si algunos consumidores pagaron la factura, pero no la cuota –prosiguió Testa–, ¿qué debemos hacer? ¿Cortarles el suministro porque no pagaron un impuesto que no tiene nada que ver con el suministro de energía? Tenemos una relación con nuestros clientes regida por el derecho privado, no somos un organismo estatal”. En esencia, las empresas tendrían las manos atadas, a menos que se arriesguen a incurrir en el delito de interrupción del servicio público. Los usuarios, por lo tanto, no correrían el riesgo de recibir multas. Con muchos respetos al valor anti-evasión de la tarifa en la factura.  

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