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Brasil, comienza oficialmente la era Bolsonaro

El 1 de enero asume el nuevo presidente de Brasil, elegido en noviembre pasado contra todos los pronósticos de la víspera: a poco más de 30 años del fin de la dictadura militar, la sombra de la extrema derecha regresa al país sudamericano - VIDEO.

Brasil, comienza oficialmente la era Bolsonaro

A partir del 2019 de enero de XNUMX en Brasil hay cambio de registro. Tras la victoria en las elecciones de noviembre, toma posesión oficialmente el nuevo presidente Jair Bolsonaro. Y ya durante la ceremonia se espera un cambio de rumbo: el Partido de los Trabajadores no estará presente en protesta por la detención del expresidente Lula, pero sobre todo no han sido invitadas las llamadas dictaduras rojas de América del Sur, los diversos Morales , Maduro, para dejar espacio a los muy bienvenidos Benjamin Netanyahu, Viktor Orban, Mike Pompeo para tomar el lugar de Donald Trump y al ministro Gian Marco Centinaio, de la Liga, para representar a "el amigo" Salvini. Precisamente ese Salvini que, en plena sintonía con la ola populista de derecha que arrasó Brasil tras 14 años de presidencia “roja”, agradeció a Bolsonaro haber destrabado el asunto Battisti y abrió oficialmente la cacería humana. Sin embargo, una cacería que hasta el momento ha dado pocos resultados, dado que el terrorista italiano refugiado en Brasil aún no ha sido capturado y se dice que podría haber escapado ya a otro país, quizás a la Bolivia de Evo Morales.

La revolución de Bolsonaro está a punto de cambiar el equilibrio histórico. Brasil tiene más de 200 millones de habitantes y es la primera economía de América del Sur: en política exterior el nuevo presidente estará totalmente alineado con Trump y la derecha europea, en absoluta discontinuidad con los años dorados del país verde-oro, cuando el crecimiento dos dígitos y cuando Lula, ex sindicalista, se había preocupado por resolver el problema de la pobreza y el analfabetismo en muchas zonas del país. Esa parte de Brasil, principalmente el nordeste, que quedó más pobre, no le dio la espalda al PT y votó por Fernando Haddad. Sin embargo, no lo pensaba todo el electorado blanco, la clase alta de las grandes ciudades pero también la clase media baja y los empresarios, incluidos los agrícolas que son mayoría en Brasil y que prefieren con mucho las privatizaciones anunciadas por Bolsonaro a la política estatista de su antecesor Y que, como la mayoría de los brasileños, no veía la hora de dejar atrás los escándalos judiciales de Lava Jato, las manos limpias verde y oro. Incluso, uno de los protagonistas de ese maxi juicio, el juez Sergio Moro, fue nombrado ministro de Justicia. Una jugada que deja lugar a cierta sospecha, pero él aceptó y la mayoría del país está con él y con Bolsonaro.

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Bolsonaro también y sobre todo ganó en el tema de la seguridad, una de las emergencias nacionales: nostalgia de la dictadura militar que mantuvo al país como rehén hasta la década de XNUMX (él mismo es excapitán del ejército), su presidencia estará marcada por la "remilitarización", dado que de los cuarteles salen hasta 8 ministros. No solo su adjunto, el general Hamilton Mourao, sino también los ministros de Defensa, Tecnología y Energía y varios subsecretarios, así como un pelotón de ex policías y bomberos dentro del Congreso. No es casualidad que una de las primeras medidas del nuevo ejecutivo, relanzado con fuerza en los últimos días, sea la de reducir al mínimo los trámites para la portación de armas de fuego. Bolsonaro quiere asegurarse de que cualquier ciudadano brasileño, si no tiene antecedentes penales, pueda poseer legítimamente un arma para defenderse. Una medida al estilo Salvini que pretende, contra toda evidencia, reducir los (altísimos) índices de violencia en el país fomentando la defensa individual. Nada más peligroso, como demuestran sobradamente los datos y las estadísticas, pero a los brasileños les gusta así.

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