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Éxito de ventas del pasado: Giovannino Guareschi: ¡Dios te ve a ti, no a Stalin!

Aquí estamos en el episodio 19 de la serie de autores italianos más vendidos. Un episodio protagonizado por Giovannino Guareschi, el escritor italiano más traducido del mundo. Escritor de talento, pero también humorista brillante y actor de carácter fulminante y periodista bastión contrario con pocos iguales en el rico y populoso panorama italiano. Enemigo acérrimo de los comunistas, a los que se refería como "los trinariciuti" (camaradas de tres narices), aceptó como un codiciado reconocimiento el título de "hombre más estúpido del mundo" acuñado por Togliatti, el jefe de los trinariciuti.

Éxito de ventas del pasado: Giovannino Guareschi: ¡Dios te ve a ti, no a Stalin!

Tampoco fue tierno con los líderes de la Democracia Cristiana que lo llevaron a juicio y lo encarcelaron por difamación. La disposición de Gaureschi tiene sus raíces solo en la Baja Padania donde nació y se educó.

Dadas estas premisas, no tan exaltadamente literarias, puede parecer extraño y casi increíble que se diga que uno de los escritores italianos más conocidos a nivel planetario, y durante un cierto período el más conocido en general, fue Giovanni Guareschi. Pocos lo creerían. Con tantos nombres más prestigiosos y autorizados llenando las páginas de las historias literarias de la posguerra, ¿crees que fue él quien sobresalió en la clasificación de libros? Y en cambio fue así: con su Don Camillo fue durante décadas uno de los rostros más queridos de nuestra "literatura", aunque gran parte del mérito se lo lleven las adaptaciones cinematográficas con los inolvidables Fernandel y Gino Cervi.

Una estantería entera de obras de Guareschi.


Un éxito mundial…

El primer volumen de la serie, Don Camilo, salió a la luz en marzo de 1948 y fue de inmediato un éxito rotundo, uno de los más grandes que se dieron a ver no sólo en esos años, sino también en la historia editorial anterior del país. En pocos meses, reedición tras reimpresión, se agotaron 300.000 ejemplares, dejando boquiabiertos a todos los expertos en la materia, así como a los críticos literarios, que no supieron reseñar un libro de tan insólitas características.

Luego traducida a más de 20 idiomas, en dos años alcanzó el millón de ejemplares en Francia y América, medio millón en Alemania, 200.000 en Inglaterra, España, Holanda, así como una infinidad de reediciones en el resto del mundo, que según algunos dirían por Guareschi si no el escritor italiano más traducido jamás, sin duda uno de los primeros. Más o menos.

Con las adaptaciones cinematográficas de sus películas, la difusión de la obra de Guareschi fue mucho más allá del fenómeno del bestseller literario para convertirse en un auténtico precursor de la superproducción.

…que se repitió durante mucho tiempo

Cinco años después, las ventas del primer volumen aún no habían parado antes de que saliera el segundo, y el escenario ya visto se repitió aún más rápidamente.

"La fiebre creció con el estreno de las películas que impulsaron a millones de lectores de todo el mundo a comprar los libros de Guareschi", dijo Gualazzini, biógrafo del célebre escritor. Incluso en los países más remotos, durante muchos años el de Guareschi fue el rostro más conocido y querido de Italia. Incluso se realizaron cursos en universidades y conferencias entre académicos y expertos para explicar un fenómeno que pocas veces se veía.

Y ese éxito no terminó con la muerte del autor en 1968 a la edad de 60 años, sino que continuó durante mucho tiempo, aunque de forma reducida. A principios de la década de 20, sus hijos Carlotta y Alberto afirmaron haber vendido más de 2 millones de copias en todo el mundo, de las cuales 3 o XNUMX solo en Italia. Y admitieron que eran “cifras por defecto”. Hoy la suma de libros vendidos es aún mayor, para un grupo difícil de cuantificar, pero del orden de millones más en todo el mundo.

En nuestros tiempos no es raro ver las obras de Guareschi en los estantes de las librerías. Y es aún más frecuente ver la enésima reposición en televisión de películas basadas en sus libros e interpretadas por la popularísima, inolvidable y querida pareja de actores. Con ellos podemos presenciar cortes transversales de ese "pequeño mundo" (este es el título real de los libros, del cual "Don Camillo" es el subtítulo) que ya hace décadas que desapareció, pero que sigue ejerciendo un misterioso encanto combinado con una profunda nostalgia, especialmente para los espectadores mayores.

La vita

La escultura dedicada a Gaureschi erigida por conciudadanos de Roccabianca, el pueblo de Bassa Padania que vio nacer al escritor.

Pero, ¿quién fue el autor?

Giovanni Guareschi nació en 1908 en un pequeño pueblo cerca de Parma, Roccabianca, hijo de un comerciante y de una maestra de escuela primaria. Tan pronto como terminó sus estudios secundarios, comenzó a trabajar para contribuir al presupuesto familiar, puesto a prueba por el colapso financiero de su padre.

En 1931 se unió a la "Gazzetta di Parma", primero como corrector de pruebas y luego como reportero. Allí lo llama Cesare Zavattini, a quien Guareschi había tenido la oportunidad de conocer en la escuela secundaria a la que asistía, donde Zavattini, seis años mayor que él, era profesor suplente.

Y es siempre Zavattini, en su momento el célebre autor de hablamos mucho de mi , libro que tuvo una historia editorial que tarde o temprano les contaremos, que en 1936 le ofreció colaborar en el "Bertoldo", periódico humorístico, uno de los pocos junto al "Marc'Aurelio", tolerado por la censura del régimen.

Zavattini tiene un ojo largo, se sabe. Puede ver de antemano lo que le gusta a los lectores, en qué dirección van los gustos de la gente, y sabe identificar la calidad y dónde se esconde con gran perspicacia. Así que Guareschi acepta la invitación del exsuplente, deja los diarios provinciales en los que se curtió, y entra al “Bertoldo”. También colaborará ocasionalmente con periódicos nacionales como "La Stampa" e "Il Corriere della Sera", con algunos artículos, que por el momento, sin embargo, no dejan mucho rastro de su autor.

La entrada al "Bertoldo"

Fue Cesare Zavattini quien intuyó el talento de Guareschi y por eso lo llamó para trabajar en 1936 en el periódico humorístico "Bertoldo", uno de los pocos permitidos por el régimen.

Al "Bertoldo", creado para competir con la otra cabecera satírica de la época, "Il Marc'Aurelio", se mantuvo hasta su cierre en 1943. Gracias también a su aportación, la revista, que se convirtió en semanario, tuvo una circulación extraordinaria, que en su mejor momento alcanza las 500-600.000 copias por número.

El estallido de la guerra mundial obviamente le quita espacio al periódico humorístico: ¡en tiempos de guerra hay poco de qué reírse! Luego, tras los atentados de 1943, la revista tuvo que cerrar y Guareschi se fue al frente como oficial del ejército italiano.

Después del 8 de septiembre, al no querer renunciar al juramento de lealtad al soberano para unirse a la República de Salò, fue detenido, como muchos otros compañeros, y llevado a campos de concentración alemanes. Pasa dos años de durísimo encarcelamiento, que minan su físico, cuando regrese pesará sólo 40 kilos, compromete su carácter y su vena cómica, pero no tanto como para agotarlo por completo, como podría haber parecido lógico.

El regreso después de la guerra

Guareschi empeñado en leer el "Cándido" que dirigió entre 1950 y 1957.

De regreso a su patria después de la guerra, fundó con Giovanni Mosca, otro autor de moderado éxito editorial, y Giacinto Mondaini, el padre de la futura soubrette nacional-popular Sandra, el semanario "Candido", otra revista satírica caracterizada políticamente por la derecha. . La editorial es la misma que el "Bertoldo", Angelo Rizzoli, la misma donde luego se estrenarán sus libros y películas.

Guareschi participa en la nueva aventura con dedicación y entusiasmo, primero como subdirector, luego de 1950 a 1957 como director. Con él colaboran algunos de los nombres más prestigiosos del periodismo, como Indro Montanelli, Leo Longanesi, Oreste Del Buono, Carletto Manzoni, Walter Molino, Nino Nutrizio y otros.

Comité político

El referéndum monarquía-república de 1946 le ve luchar en primera línea y con gran determinación por la permanencia de los Saboya, él que es de ideas monárquicas. Las elecciones posteriores de 1948 fueron una ocasión más de compromiso político, esta vez del lado de la DC frente al Frente Popular socialcomunista. En esta amarga competencia electoral, Guareschi acuñó algunas de las consignas que luego se hicieron famosas, como "En el secreto de la cabina de votación Dios te ve, Stalin no".

Nace Don Camilo

Portada de una de las primeras ediciones de la saga Mondo Piccolo, publicada por Rizzoli. En esta edición también hay 18 dibujos del autor.


Precisamente de las columnas del "Cándido" salió en 1946 el primer cuento de la saga "Mondo Piccolo", en el que aparece la figura de don Camilo. En total serán casi 350 historias del célebre párroco que apareció en la revista, luego seleccionadas y fusionadas con los volúmenes del prior en constante pugna con el alcalde comunista.

En total, los volúmenes derivados de sus cuentos serán 8, los tres primeros, Don Camilo en 1948, Don Camilo y su rebaño en 1953 e Compañero Don Camilo en 1963, liberado mientras Guareschi estaba vivo. Los demás después de su muerte.

El lanzamiento del primer libro convierte al escritor en un personaje de absoluta popularidad. Sin embargo, no se duerme en los laureles, no se aplaca ante el éxito finalmente alcanzado, no se escatima en la lucha política, ni baja el tono de su polémica. Denuncia varias veces la línea política de DC, acusándola de abandonar los ideales para los que nació, y sigue señalando con el dedo a quienes cree que han dañado al país.

En 1950 fue acusado de desacato al presidente de la República Luigi Einaudi y fue condenado a 8 meses, pero al tener antecedentes limpios evitó la prisión. Había publicado una caricatura dibujada por Carletto Manzoni, en la que el jefe de Estado revisaba dos filas de botellas de vino, como si fueran coraceros.

Cuatro años más tarde, en enero de 1954, se "desliza" en el asunto "De Gasperi". Es decir, publicó dos cartas, considerándolas absolutamente originales, en las que De Gasperi en 1944 supuestamente invitaba a los angloamericanos a bombardear los suburbios de Roma para infligir una dura lección al componente nazi-fascista del país.

De Gasperi, hasta unos meses antes de la jefatura del Gobierno, reacciona de inmediato ante esta provocación, una absoluta falsedad que ni remotamente se le habría ocurrido poner en práctica, y denuncia a Guareschi por difamación.

la galera



Guareschi morirá relativamente joven, a los 60 años, a causa de un infarto. El encarcelamiento y las posteriores desventuras judiciales habían debilitado el corazón del escritor.
Sigue un proceso durante el cual también se solicita una pericia gráfica sobre esas famosas cartas, para verificar su autenticidad. No se llevará a cabo, por considerarlo superfluo, dada la flagrante falta de fundamento de la acusación, y el juicio finaliza con implicaciones que dejan algunas zonas grises.
Guareschi es declarado culpable de difamación y es condenado a un año de prisión, al que se le suman los otros ocho meses de la pena anterior, que en este punto pasa a ser ejecutoria. Al final, se le perdonarán seis meses por buena conducta, pero en total le corresponde un año y dos meses de prisión.
No apela y nunca pedirá indulto, hecho que le habría permitido evitar la prisión. Pero él, como hombre de honor que seguramente es, dirá que si se equivoca en sus acusaciones, es justo que pague, mostrando así un temperamento moral que hoy parece el recuerdo desvaído de una época irremediablemente muerta y enterrada. .
Una vez cumplida su condena, Guareschi retoma su actividad como periodista y escritor, continuando con sus batallas. Sin embargo, los problemas de salud, especialmente del corazón, lo llevaron a reducir su exposición, especialmente a partir de 1961 cuando sufrió un infarto cuando cerraba el "Candido". Y de un infarto murió siete años después, en 1968 a los 60 años.


La Fortuna de Don Camilo

Las estatuas de Don Camillo y Peppone en Brescello donde se ambientan las películas de los dos famosos frenemies

Mientras tanto, la fama de sus libros y sobre todo las adaptaciones cinematográficas con Gino Cervi y Fernandel, cinco en total, lo siguen consolidando como una de las figuras más populares del país. La crítica y el mundo de los intelectuales lo desairaron, en parte por las posiciones políticas de derecha, que siempre apoyó con irreductible firmeza y nunca negó, en un período en el que la matriz cultural de izquierda prevalecía claramente en el país; en parte por la sencillez de la narración y el lenguaje. Además, sus relatos dibujan un "pequeño mundo" difícil de definir y enmarcar en los esquemas culturales e ideológicos de la época.

Casi parece que la cultura con C mayúscula es incapaz de catalogarla, de darle una clasificación, de atribuirle parámetros de referencia; tampoco puede explicar la razón del extraordinario éxito que siguen teniendo los libros y las películas.

La desaparición de Fernandel en 1971 impidió el estreno de la sexta película ya en producción. Se intentaron otras reducciones, con nuevos actores, incluso de prestigio, como Gastone Moschin y más tarde Terence Hill, pero ninguna de ellas logró borrar ni remotamente a los dos grandes protagonistas de la saga del corazón de los espectadores.

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