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Bancos: ¿un futuro sin sucursales?

La banca es cada vez más difícil en el Sur - En Sicilia hay 102 Municipios sin sucursal bancaria pero la reducción de la presencia bancaria es un problema para todo el país - En cambio, los datos de Popular Credit que tienen más espacio por delante

Bancos: ¿un futuro sin sucursales?

La desertificación financiera en el sur continúa inexorablemente. A las proclamas genéricas sobre la necesidad de grandes inversiones públicas y privadas para el renacimiento del Sur, como motor de la recuperación de la economía nacional, siguen comportamientos concretos diametralmente opuestos y nada positivos. En Sicilia, a 31 de diciembre de 2018, el sistema bancario estaba compuesto por 59 bancos activos con 1.273 sucursales operativas, en la misma fecha del año anterior había 1.411 sucursales, 1.806 en 2009, diez años antes. Además, había 60 bancos activos en la región en 2017, frente a los 71 diez años antes. Una cuarta parte de los municipios, 102, está hoy sin sucursal bancaria. La provincia de Messina lidera el triste ranking con 59 municipios sin contadores. Estos son los datos oficiales del informe anual del observatorio de crédito presentado en los últimos días en Palermo y que señalan las dificultades para hacer banca en Sicilia, transmitiendo una sensación de abandono e incertidumbre.

Sin embargo, el problema no es sólo del Sur, sino de todo el país. El mapa de los bancos en Italia registra, en los últimos siete años, la desaparición de casi 6.300 sucursales con una disminución de personal de más de 26.000 unidades. La tasa de reducción del número de oficinas fluctúa entre el -4,6% en el Noroeste y el -9,3% en las Islas. Más de una cuarta parte de las sucursales italianas se cerraron solo en 2017. Estas son cifras que califican la situación del sistema bancario italiano en esta fase de estancamiento económico. Y, por si fuera poco, el segundo grupo bancario nacional anuncia, en estos días, el cierre de 500 sucursales y 8.000 empleados menos en los próximos tres años.

Pero todo esto tiene su propia lógica. La transformación del sistema bancario lograda en los últimos años deja claro que el objetivo perseguido ha sido buscar niveles cada vez mayores de eficiencia y rentabilidad para dar a los mercados internacionales, agencias calificadoras y autoridades de supervisión señales tangibles y cuantificables de una estabilidad cada vez mayor a alcanzar. a través de una constante reducción de costos. Una política muy concreta que, sin embargo, no ha tenido en cuenta las necesidades de las personas y de las pequeñas y medianas empresas que, por el contrario, necesitan una presencia visible en sus territorios de las entidades bancarias y que no puede ser sustituida, de golpe, por las nuevas y herramientas digitales más avanzadas propuestas por FinTech.

En este contexto, cobran especial relevancia los datos, a contracorriente, relativos al Crédito Popular. En octubre de 2019, de un total de 7.914 municipios italianos, aquellos con bancos, es decir atendidos por al menos una sucursal, sumaban 5.277, aproximadamente el 67 por ciento del total y de estos 2.479 tienen un banco popular. Hay 2.049 Municipios con una sola sucursal bancaria y 663 con un solo banco Popolare. En general, en un municipio de cada tres, donde solo funciona una sucursal, la función de intermediación crediticia la realiza exclusivamente una Banca Popolare. Se trata de una presencia significativa dirigida a la acción diaria de los Bancos de Crédito Popular que en todas estas localidades representan el único punto de referencia para el pequeño emprendimiento local y para un amplio abanico de familias y personas que, ya sea por edad o por nivel educativo , luchan por acceder y utilizar herramientas FinTech o, como dicen, “luchan por estar conectados”.

Ciertamente es cierto que la revolución tecnológica, con el mayor uso de los canales digitales, está cambiando profundamente la actividad bancaria. Pero, ¿es realmente cierto que todo se puede resolver cerrando puertas? ¿Estamos realmente seguros de que la relación entre el banco y el cliente puede ser reemplazada por completo por el uso de la tecnología, aunque sea lo más avanzada posible? La revolución digital es trascendental y producirá transformaciones rápidas y profundas en la próxima década. Pero precisamente por eso se necesitarán bancos, especialmente aquellos con una arraigada vocación territorial, los únicos capaces, por capacidad y sensibilidad, de desplegar efectivamente la tecnología al servicio de las personas y no al revés, gestionando paulatinamente la procesos. Una necesidad confirmada además por el aumento constante de la tasa de envejecimiento de la población. Así, mientras las grandes entidades de crédito abandonan los territorios, son precisamente los pequeños y medianos bancos los que tienen que suplir esta falta de oferta de servicios si no fuera porque la búsqueda espasmódica de continuos y mayores niveles de eficiencia y capitalización les hace todo cada vez más difícil, casi imposible.

Por lo tanto, el problema que es claramente evidente en Sicilia hoy pero que, como hemos visto, concierne a todo el país, no debe pasarse por alto, como se ha hecho culpablemente en el pasado. El cierre drástico y no paulatino de sucursales afecta a las economías locales, acentúa su progresivo abandono en detrimento del tejido económico y productivo, así como afecta a personas y familias. Se podría decir, parafraseando a Humphrey Bogart al final de la película "La última amenaza", es "el mercado de la belleza, y no puedes evitarlo". Pero no, no nos resignamos.

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