¿Inglaterra gravará a Amazon? Así parece. Y luego esto también podría suceder en toda Europa. A menos que quiera llegar a una desertificación del comercio tradicional -como comenta blog – para el máximo beneficio de las multinacionales digitales que ganan enormes sumas pero pagan solo el 2 por ciento del impuesto de sociedades, frente al 19 por ciento de las empresas comerciales tradicionales. Además del hecho de que transfieren enormes activos fuera de Europa.
Inglaterra debería comenzar primero a reequilibrar los gravámenes. El detonante fue el lunes 8 de octubre Dave Lewis, el megapresidente de Tesco, quien pidió al gobierno aplicar un impuesto del 2 por ciento sobre las ventas. Una diferencia entre el 19 y el 2,3 por ciento -gritó con razón Lewis- injusta en comparación con lo que paga actualmente Amazon, que ronda el 2,3 por ciento.
Además, el gobierno británico ya ha manifestado su intención de restablecer un equilibrio “por una mejor contribución de las empresas de comercio electrónico a la financiación de los servicios públicos”. Como ya hemos subrayado, el dumping agresivo del comercio electrónico y las tiendas de descuento ha puesto de rodillas a todo el sector del comercio "físico" europeo. Además, en Inglaterra las ventas online han alcanzado porcentajes muy elevados, hasta el 17 por ciento del total.
Y empresas como Tesco se enfrentan a costos cada vez más elevados de impuestos y sindicatos. Tesco ha pronosticado 14 millones de libras esterlinas adicionales en los próximos cinco años. Tesco y otros se mueven también porque una amenaza se cierne sobre todos, la esperada llegada próxima de Amazon Go, el supermercado (real) donde entras, recoges los paquetes y sales gracias a una App que ha eliminado, por ahora en USA, cajas, colas y pagos tradicionales. La crisis en Inglaterra ha cortado 2.500 puntos de venta respecto a 2015 y desde 2014, 3.200 se han declarado en quiebra.
En cuanto a las tiendas de descuento, han pasado del 9 al 13 por ciento de la cuota de mercado en pocos años. Tampoco es suficiente lanzar marcas de descuento fuerte como lo ha hecho recientemente Tesco. Tampoco es suficiente invertir en un servicio de entrega ultrarrápido, de una hora como máximo, como siempre ha hecho la marca inglesa recientemente para dar respuesta a los retos y continuos nuevos servicios gratuitos de Amazon. Esas acciones que ha perdido el retail tradicional entrarán en las gigantescas fauces de Amazon. Salvo que, partiendo de Inglaterra, intentemos contener la devastadora ofensiva del comercio electrónico.
