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Agroindustria: Europa legisla, ambientalistas protestan.

A las organizaciones ecologistas y ecológicas no les gusta la nueva política agraria-PAC. El Parlamento Europeo se defiende.

Agroindustria: Europa legisla, ambientalistas protestan.

¿Pasos adelante o favores para la agroindustria? La nueva política agrícola -PAC- de la Unión Europea, aprobada hace unos días, sigue dividiendo el mundo de la producción agroalimentaria y sostenible. Las elecciones de los 27 países condicionarán el desarrollo -o la crisis, según los críticos- de toda la cadena de suministro durante muchos años. Con la unidad que se reconoce en estos temas, las organizaciones ambientalistas rechazan el acuerdo y se movilizan.

La PAC entrará en vigor en 2023. Legambiente, Greenpeace, Fridays for Future, Federbio, Slow Food y otros tienen mucho tiempo por delante para esperar cambios sustanciales. En la batalla contra los nuevos parámetros buscan aliados en otras organizaciones y en la política.

En el frente opuesto está la defensa de todo lo que se ha decidido con una lectura sustentable, respecto al “ecofraude” del que hablan los ecologistas. La gran cadena agroalimentaria está en el medio. Quiere entender, como 300 millones de consumidores, qué y cuánto inocuos para la salud llegarán a los comedores domésticos y no domésticos dentro de tres años.

“Hemos dado pasos inimaginables hasta hace unos meses”, dice Paolo De Castro, coordinador del grupo político de izquierda en la Comisión de Agricultura del Parlamento Europeo. Europa quiere "dedicar al menos el 30% de los fondos del primer pilar de la PAC a eco-esquemas y luego elevar el gasto para medidas agroambientales al 35% en el segundo pilar".

Los pilares son los principios cardinales sobre los que se construye la agricultura comunitaria. Bases imprescindibles para no derrochar experiencia y capacidad innovadora, tanto en el campo como en la producción. Durante las negociaciones, cada país intentó defender el existente, pero al final se llegó a un acuerdo sobre un umbral mínimo del 30% para inversiones sostenibles, también en línea con los objetivos del Green Deal. Qué se produce, con qué fuentes de energía, con qué dinero y luego se consume, es central para los próximos años.

El Parlamento Europeo y los ministros de agricultura están confirmando una PAC que seguirá derrochando el dinero de los contribuyentes en apoyar una agricultura envenenada, contaminante e industrializada. Esta es la seca respuesta de las organizaciones ambientalistas reunidas en #CambiamoAgricultura. Ven anulado uno de los principios fundacionales de la organización alimentaria europea como es el compromiso con un desarrollo justo y estable de todos los países de la UE. Un principio que en los últimos años ha dado lugar a miles de explotaciones ecológicas y productos DOP, IGP, IGT. En definitiva, el acuerdo se considera un fracaso, aunque todavía hay quienes esperan en una negociación entre la Comisión, el Consejo y los representantes del sector que pueda conducir a mejoras. Detrás de todo esto está el miedo al daño al clima y la biodiversidad. Una “urgencia práctica, repensar cómo producimos y cómo consumimos”, como recordó el Papa Francisco.

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