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¿Adiós a la globalización? La sorpresa podría venir de África

El último Informe sobre la economía global del Centro Einaudi, coordinado por el economista Mario Deaglio, señala cómo, en un horizonte de estancamiento general y de creciente desintegración económica y política, África no es sólo el dramático de los barcos inmigrantes sino que se está convirtiendo en un fuente de crecimiento impulsada por la inversión nacional y extranjera

¿Adiós a la globalización? La sorpresa podría venir de África

Que levante la mano quien sabe en qué país africano funciona el servicio postal solo a través de drones. ¿Te rindes? La respuesta correcta es Ruanda. ¿Y en qué ciudad el 95% de las transacciones de dinero pasan por smartphone? Nairobi, donde la tecnología ha ayudado a reducir los hurtos en las tiendas. Estos datos no se encuentran en una edición del Libro Guinness de los Récords sino en el Global Economy Report del Centro Einaudi coordinado por el profesor Mario Deaglio, profesor emérito de economía internacional de la Universidad de Turín, además de exdirector del Sole 24 Mineral. E incluso estas digresiones, aparentemente extravagantes, sirven para penetrar en los secretos de la economía en un punto de inflexión en el que nos arriesgamos, como dice el título, a “adiós a la globalización”.

Pero incluso en esta situación, la esperanza debe ser la última en morir. De África, dice el informe, “podría venir algo realmente nuevo, un empujón para salir de nuestras aparentemente incurables contradicciones económico-sociales”. Entre los motores del crecimiento de los últimos años también se han destacado las inversiones nacionales, alentadas por la liberalización de los mercados internos: en 2015, año de la crisis de la globalización, las inversiones extranjeras directas en el Continente Negro ascendieron a 71,3 millones de dólares, con un crecimiento del 7 por ciento”. En definitiva, más allá de la emergencia diaria de los barcos, se vislumbra una forma de evitar que el boom demográfico sumerja a la vieja Europa.    

Aun así, podemos contar la historia del planeta en vísperas de la toma de posesión de Donald Trump, un epílogo inesperado y ciertamente nada auspicioso de un año lleno de sorpresas, desequilibrios y derrotas en los intentos de poner fin definitivamente a la gran crisis. "Después de superar la crisis de 2008/09 -dice Deaglio- se esperaba un fuerte repunte a partir de 2013 que, dentro de dos años, llevaría el crecimiento del PIB mundial por encima del 4,5 por ciento, cerca de los niveles anteriores a la crisis". Pero eso no sucedió. “La tasa de crecimiento mundial real en 2015 estuvo apenas por encima del 3 por ciento y no debería alcanzar ni siquiera el 4,5 % en 2021, en un horizonte de estancamiento global en el que, entre otras cosas, la naturaleza misma del trabajo está cambiando, bajo la presión de la revolución digital. ”. La mezcla entre la falta de crecimiento e Internet con sus efectos sobre la demanda de empleo ha ayudado a complicar muchos "nodos" en la sociedad y la política que están llegando a un punto crítico.

Esto condujo a la desintegración del orden político y económico tradicional: el nuevo modo de producción hizo que la clase media estadounidense cayera del 51 al 41 por ciento de la población. No más del 2 por ciento ha subido, el 8-10 por ciento se ha deslizado hacia abajo, a menudo en una posición precaria”. ¿El resultado? “El proteccionismo declarado de Trump es, en este sentido, un caso de libro de texto”. En resumen, la crisis económica se ha convertido en una crisis política. ¿Y ahora?

“En los próximos meses, los mercados darán confianza al programa del presidente, con consecuencias positivas para el dólar. Ya veremos. En caso de decepción, no me sorprendería una cierta confusión en Washington, con un impacto negativo en la moneda”. Sin olvidar que China está al acecho. "Beijing espera reducir el papel de la moneda estadounidense, en beneficio de un mayor uso de los derechos especiales de giro". Es solo una de las muchas novedades que se vislumbran en el horizonte en un momento de fuerte discontinuidad internacional marcado por la irrupción del proteccionismo, una especie de enfermedad (que no juvenil) del populismo.

No se puede descartar una convergencia de intereses entre las potencias manufactureras que basan su desarrollo en las exportaciones, es decir, Alemania y China, respecto del no improbable eje entre Rusia y Estados Unidos. En este contexto, por desgracia, Europa parece condenada a un papel secundario. Incluso en detrimento del futuro del euro.” El fin de la moneda única me parece muy improbable. Pero mucho dependerá del resultado de las elecciones francesas”. Pero no estamos nada seguros, añade Deaglio, de que Alemania siga atada a la supervivencia del euro en caso de que el panorama del comercio internacional se deteriore aún más.

En este contexto, Italia está destinada a desempeñar un papel de apoyo. “Ya no son tan despreciables – objeta Deaglio – En Nueva York, exasperado por los retrasos en el metro, traté de pedir explicaciones. Descubrí que +el sistema de señalización está lleno de agujeros: una lata de Coca Cola en las vías es suficiente para generar un fuerte retraso en todos los ámbitos. Italia está a la vanguardia en este campo”. O lo fue, intentemos objetar dado que Ansaldo Sts ha pasado a la japonesa Hitachi. Pero no se dice -es la respuesta- que la llegada de capital extranjero marca por sí misma la decadencia. En cualquier caso, podemos presumir de algún liderazgo reciente, como el sector agroalimentario”. 

Sin embargo, el PIB no aumenta. “Es un misterio dado que en el último período las familias italianas compraron más casas y más autos, compras que también sustentan otras partidas del PIB”. “La realidad -continúa- es que la larga crisis económica ha dado paso de hecho a cambios estructurales en el comportamiento de consumo y producción, especialmente de servicios, que no pasan por el mercado. El papel de la tecnología es ahora central en fenómenos como la economía colaborativa o los servicios que se venden online, desde billetes de viaje hasta seguros y servicios bancarios”.

Es un mundo difícil de medir, así como de interpretar. “Conté 6 start-ups italianas que podrían crecer en el futuro. Hace años teníamos unas 6 pequeñas y medianas empresas capaces de impulsar a Italia hacia el futuro. Algunos lo lograron, otros no. Ahora conformémonos con las start-ups”. En definitiva, tras 21 ediciones, el Informe sigue siendo tan útil como vivo. “Con la esperanza – concluye Deaglio – de que el próximo año no tengamos que publicar el primer informe sobre la economía posglobal”.

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