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Agua, la loca reforma del M5S en la mira de los negocios

Las audiencias sobre el proyecto de ley Cinquestelle que pretende revolucionar el sistema actual han concluido en la Cámara. El problema de las tarifas, la recuperación de los costes incurridos y los puestos de trabajo en riesgo. Una reforma que le costaría al Estado hasta 20 millones de euros.

Agua, la loca reforma del M5S en la mira de los negocios

La disposición sobre agua pública firmada por Cinquestelle va en aumento. El proyecto de ley, parte del programa electoral del Movimiento, incluido más tarde en el contrato del gobierno con la Liga, ha producido hasta ahora un clima parlamentario e industrial que dista mucho de ser consentido. El mundo empresarial que vela por la gestión de los abastecimientos de agua se presentó unido en las audiencias de la Comisión de Medio Ambiente de la Cámara, apoyando tesis muy diferentes a las del Movimiento.

Los diputados están estudiando la propuesta del Excmo. Federica Daga, según quien ha llegado el momento de revolucionar la gobernanza del sistema y de las asignaciones de servicios. La gestión debe ser pública y participativa para permitir que los ciudadanos controlen los procesos de organización y los métodos de prestación del principal servicio público. Bien intencionado, sin duda. A partir del actual sistema de tarifas y funciones de la Autoridad Reguladora de Energía, Redes y Medio Ambiente -la Arera- sin embargo, Cinquestelle quiere volver a encomendar estas tareas al Ministro de Medio Ambiente. Proponen considerar caducadas en 2020 todas las formas de gestión actualmente en manos de sociedades anónimas y revisar los ámbitos territoriales de gestión. Un revuelo con efectos en cadena (si es que alguna vez ve la luz) al final del enfrentamiento en la comisión parlamentaria. Se recupera de nuevo en enero.

En las audiencias, los directivos explicaron que se necesitan habilidades empresariales e industriales para seguir abasteciendo de agua de manera segura. El sistema ciertamente está enfermo y necesita ser tratado. Pero los tratamientos deben tener efectos rehabilitadores, de recuperación general, sin menoscabar los principios de buena gestión, rentabilidad y calidad del servicio. Todavía se pierde mucha agua destinada a las familias en las tuberías de transporte, pero porque el mantenimiento de las redes ha sido deficiente. En algunas ciudades se raciona el agua en determinadas épocas del año. ¿Quién tiene la certeza de que cambiando de identidad -peor, contra muchas voluntades- las cosas mejorarán? Los sindicatos se declararon en huelga el 17 de diciembre preocupados por los 70 puestos de trabajo en riesgo con la creación de empresas especiales o entidades de derecho público desde cero. En la provincia de Avellino, la Izquierda Italiana y la Refundación Comunista han lanzado una petición para un referéndum consultivo sobre la gestión pública del agua. Decidido, pero no tanto. Ellos mismos dicen que no toda gestión pública del agua es virtuosa. Y para las deudas acumuladas por el consorcio público Alto Calore (el mayor operador de Irpinia) se solicita la ayuda de Cassa Depositi e Prestiti.

La cobertura de los costes de gestión de las empresas debe estar ligada a las tarifas aplicadas, además recientemente revisadas con salvaguardias correctoras para familias numerosas. ¿Quiere lograr la nacionalización del servicio? Costaría hasta 20 mil millones, según los cálculos de la Ref. Sería un caso aislado, fuera del mercado, en el mundo de los servicios públicos italianos. Recordamos el modelo de las empresas especiales de los años 90, luego transformado, las implicaciones con la reforma de 1994 (Legge Galli) y los efectos del referéndum de 2011. Ese modelo industrial hoy tendría costos y riesgos excesivos para las arcas estatales, que deberían atender prácticamente todo, todos los días y en todos los contextos con nuestros propios recursos. ¿Está fuera de lugar decir de dónde sacaría el dinero necesario? Por su parte, las empresas licenciadas apoyaron las inversiones en la certeza de poder recuperarlas en tanto mantuvieran la titularidad de la concesión. Apagarlos no es un ejercicio fácil. Ni sin dolor, porque alguien tendrá que liquidar esos balances de empresas muchas veces cotizadas en bolsa. La peor estimación de compensación por inversiones no recuperadas es de 15 millones de euros. ¿Siempre hay pantalones? Los municipios serían en efecto los verdaderos gestores del agua pública y ningún Balneario podría aspirar a regular las redes de consumo y las facturas.

En los llamados a la moderación política se explicó que conviene mantener la determinación de las tarifas con dos niveles: el local a través de la competencia de los órganos de gestión autonómicos y el nacional encomendado a la Autoridad de Energía, Redes y Medio Ambiente. Giovanni Valotti Presidente de Utilitalia dice que el reglamento de la Autoridad ha llevado en pocos años a resultados que no se habían logrado en décadas anteriores“Hay que acreditar la escala de gestión del agua -subraya- al menos a 500.000 habitantes servidos para evitar la proliferación de pequeñas y minúsculas empresas que comprometan la continuidad del servicio”.

Además de las inversiones, una hipótesis de reforma seria también debe considerar la planificación de redes, la capacidad de gestión administrativa y la gobernanza territorial. Tampoco debemos olvidar que una nueva estrategia nacional del agua debe tener en cuenta el cambio climático, la normativa europea sobre líneas de crédito y las multas europeas por la (deficiente) depuración que se paga en la factura del agua. Estamos en 4 mil millones al año. Detengámonos aquí.

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