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Agua: Italia es un derroche, pero las inversiones crecen

Un estudio de The European House – Ambrosetti revela todos los problemas críticos asociados con el consumo de agua en el mundo: hoy 2,2 millones de personas no tienen acceso al agua potable, mientras que en Italia casi el 50% se pierde a lo largo de la red de agua. La acción es urgente, pero se necesita más inversión.

Agua: Italia es un derroche, pero las inversiones crecen

El agua es un recurso cada vez más preciado y estratégico, primero porque está peligrosamente influenciada por el cambio climático, y luego por el tema de la eficiencia hídrica, que hoy como nunca es uno de los motores de los objetivos de competitividad y sostenibilidad de un país, y que ve Italia prácticamente en la retaguardia a nivel europeo. Una imagen detallada del fenómeno mundial del agua se describe en la segunda edición de Community Valore Acqua, un análisis en profundidad realizado por el think tank The European House – Ambrosetti. Surge un cuadro alarmante: hoy el agua es decisiva en los sectores civil, industrial y agrícola, lo que presiona las extracciones.

En 1900 se extraían cada año en el mundo 0,65 billones de metros cúbicos de agua, hoy ya son 4,6 billones y en 2050, según las estimaciones, superarán los 6 billones. Esto quiere decir, trivialmente, que en siglo y medio el consumo de agua se multiplicará por diez. A pesar de ello, el agua sigue siendo un recurso que no se puede dar por descontado, cuya escasez tiene graves repercusiones económicas y sociales en el mundo: pensemos, por ejemplo, que 2,2 millones de personas (¡el 28,2% de la población mundial!) no tienen acceso a agua potable y que 4 millones de personas, es decir, más de la mitad del total, sufren escasez de agua durante al menos un mes al año.

Por no hablar de que los desastres naturales vinculados al agua se multiplican en el planeta. En los últimos veinte años, el 74% de los desastres naturales en el mundo han estado relacionados con los recursos hídricos, y la frecuencia de estos eventos se ha multiplicado por 4 con respecto a 1980, especialmente en América del Norte y Asia. Los cambios climáticos que estamos tratando de contener solo exacerbarán estos problemas críticos: según datos de la ONU y la Unesco, más de XNUMX millones de personas más corren el riesgo de sufrir desnutrición, cuando ya hoy la insuficiencia de los sistemas de agua causa 2 millones de muertes en todo el mundo cada año

Una adecuada gestión del agua también tendría beneficios económicos: según estimaciones de la ONU, para alcanzar las metas a 2030 del Objetivo de Desarrollo Sostenible se necesitarían 1,7 billones de dólares de inversión en los próximos diez años, pero también es cierto que el acceso universal a agua segura agua y sanitización redundaría en beneficios económicos equivalentes a 170 mil millones de dólares cada año, gracias a la reducción de los costes sanitarios y al aumento de la productividad por la reducción de patologías. ¿Es Italia? En este contexto ya extremadamente comprometido, ciertamente no brilla positivamente.

El único consuelo es que ya no somos nosotros, sino los griegos, los mayores consumidores de agua potable en Europa: en 2019 bajamos de los 153 metros cúbicos por habitante (-3% respecto al año anterior), sin embargo una cantidad exagerada si se tiene en cuenta que en Francia hay 77,6 metros cúbicos (menos de la mitad), en Alemania 63,3 y en la virtuosa Malta 31,2. Estamos mejorando un poco pero no es suficiente: según el estudio de Ambrosetti, con la tendencia actual de reducción de retiros, Italia necesitaría 27 años (en 2047) para alcanzar los niveles de retiros per cápita de Alemania (que por cierto no está en la cima sino solo el décimo país más virtuoso de 27).

A esto hay que sumar todos los daños relacionados con el agua y el clima: en la última década, los eventos de sequía ocurridos en Italia han causado daños a la agricultura nacional por más de 14 millones de euros y el verano de 2020, aún lejos de terminar, en Italia hasta el momento se ha caracterizado por una media de 7 eventos extremos relacionados con el agua todos los días, incluidas olas de calor, especialmente tormentas y granizadas. En Italia, el tema de las pérdidas es muy pronunciado. Los datos son vergonzosos: casi la mitad del agua se pierde a lo largo del suministro nacional de agua, mientras que la media europea es del 23%. También hay que señalar que además de la falta de mantenimiento de la red, una parte del agua introducida en la red, el 3%, no llega al consumidor por la imprecisión o mal funcionamiento de los contadores.

El 3% parece poco, pero si se sustituyeran todos los contadores actuales desde un punto de vista inteligente, se ahorrarían unos 275 millones de metros cúbicos de agua que hoy se dispersan, equivalente al consumo de unos 650 italianos. Son todos datos casi impactantes, de los que la obra de Ambrosetti deriva una clara e ineludible invitación a relanzar las inversiones. Hoy nuestro país invierte sólo 40 euros por habitante al año en el sistema de agua, una cifra tercermundista si se compara con los 90 euros de Alemania, los 100 euros de la media europea y los 300 euros de la pequeña Eslovenia. Sin embargo, hay pequeños signos de optimismo. Mientras tanto, gracias a los fondos europeos entrantes, el gobierno está listo para asignar grandes recursos a la infraestructura, incluidos los relacionados con el agua.

Y luego la gestión de Arera ya ha dado cierto impulso a las inversiones: si los gestores del agua consiguen mantener los volúmenes de inversión previstos, el gasto de inversión per cápita alcanzaría rápidamente la cifra de 70 euros por habitante, un 75% más que la última datos disponibles. En este contexto, una medida reciente como el Superbono del 110% incluido en el Decreto de Relanzamiento.

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