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Un nuevo ensayo de Giuseppe Berta: "El auge de las finanzas internacionales"

UN NUEVO ENSAYO DE GIUSEPPE BERTA: "El auge de las finanzas internacionales", editorial Feltrinelli,
pone el foco en la élite que está convencida de que tiene en sus manos los destinos del mundo - Pero hay una gran diferencia entre el estilo desprendido de los financieros de finales del siglo XIX y el de sus descendientes actuales: hoy el ansia de éxito y el beneficio prevalece

Un nuevo ensayo de Giuseppe Berta: "El auge de las finanzas internacionales"

La primera globalización, en la segunda mitad del siglo XIX, estuvo acompañada, y en cierto sentido guiada, por una pequeña y poderosa élite internacional, artífice de un nuevo sistema económico. Fue esta élite – dice Giuseppe Berta, historiador económico de Bocconi, en su nuevo ensayo “El auge de las finanzas internacionales” – quien diseñó la red de intercambios, préstamos y transacciones internacionales de la nueva geografía económica del mundo. Como capital, la élite erigió la mayor metrópoli de la época, Londres, sede de dos imperios: la diplomacia militar victoriana y el informal, con fronteras móviles, de las finanzas. Los banqueros mercantiles de Londres eran una aristocracia atípica, que entrelazaba el poder del dinero con el de las relaciones institucionales y sociales. Sus exponentes se sentaron en la dirección del Banco de Inglaterra así como en la Cámara de los Lores, ocuparon cargos gubernamentales y animaron la mundanalidad más exclusiva. Sobre todo, tenían una enorme conciencia de sí mismos y de su propia función, y una gran solidaridad de grupo y de clase.

El libro de Berta analiza el ascenso de esta élite imperial, capitalista y aristocrática en conjunto, y describe su perfil social y cultura operativa. Parte del descubrimiento de la globalización, también sobre la base de fuentes literarias y artísticas, y luego analiza la expansión de la especulación y el juego bursátil por un lado y la concentración en pocas manos de un poder económico y político colosal por el otro. Esto fue posible para la élite financiera porque, mientras profesaba los principios de la libertad económica absoluta, su liberalismo era todo menos una expresión de las fuerzas espontáneas del mercado. Los financieros internacionales se habían dado a sí mismos reglas de comportamiento tácitas pero estrictas que delimitaban el espacio tanto para la competencia como para la cooperación. La era en la que tomó forma la globalización no fue en modo alguno un período de anarquía económica, sino de regulación de la economía, aunque sobre una base estrictamente privada. Y quizás esta sea la diferencia más profunda frente a la globalización de nuestro tiempo, que ha eliminado la dinámica de las finanzas de toda regla. Pero también hay una diferencia de estilo y comportamiento entre la élite financiera de antaño y la de hoy.

"Tanto los financieros de finales del siglo XIX -comenta Berta- eran desprendidos en sus formas, con un estilo de vida que prohibía los comportamientos exagerados para más bien potenciar la frialdad en cada situación, tanto sus irreconocibles descendientes de un siglo después exhiben sus pasiones, sus lujuria por el éxito y la ganancia. Lo que une a dos generaciones tan distantes es la creencia de que tienen en sus manos los destinos del mundo”.

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