comparte

Trichet: bofetada a las agencias de calificación

El presidente del BCE ha decidido suspender las reglas sobre el colateral europeo, poniéndose del lado de Lisboa. Las Bolsas suben, pese a la subida de tipos al 1,50% - Trichet: "La maniobra italiana es buena"

Trichet: bofetada a las agencias de calificación

Jean-Claude Trichet ha lanzado el guante a las agencias de calificación. El Banco Central Europeo ha suspendido las normas sobre garantías europeas. En otras palabras, a pesar de la drástica degradación decretada por Moody's a los bonos de Lisboa (cuatro escalones menos de una sola vez), juzgados como bonos chatarra, el instituto de Frankfurt seguirá aceptando los mismos bonos a cambio de liquidez para el sistema bancario. En definitiva, el banco central ha decidido no dar por legítimo el rechazo de la agencia de calificación, que se produjo un día después de la advertencia de S&P sobre la deuda griega. Las Bolsas celebraron con una subida la decisión de la dirección de Fráncfort, que, de nuevo ayer, tomó la evidente decisión de subir los tipos un cuarto de punto. El Banco Central, por tanto, no baja la guardia ante la inflación. De hecho, el propio presidente saliente, flanqueado por los gobernadores nacionales (incluido el heredero designado Mario Draghi) está dispuesto a hacer saber que el aumento "se hace necesario por los crecientes riesgos para la estabilidad de precios". Y, además, que el Banco Central Europeo seguirá "muy de cerca" la evolución de la inflación en la creencia de que la inflación "se mantendrá muy por encima del 2% en los próximos meses". Pero la verdadera noticia está en la suspensión de las reglas a favor de los bonos portugueses, elección que tiene una doble explicación. Por un lado, el banco central sigue demostrando su firme oposición a la "línea alemana", es decir, la de un default selectivo de un país miembro (ver Grecia) a través de una depreciación guiada, más o menos voluntaria, del valor de la bonos en poder de los bancos. Una elección de este tipo, que depreciaría sustancialmente las reservas del propio BCE (donde están aparcadas gran parte de los bonos y valores de países periféricos, encabezados por Portugal e Irlanda) obligaría al BCE a dejar de aceptar esos valores como garantía para financiación, como exige el estatuto de Fráncfort, que prohíbe al BCE comprar bonos basura o equivalentes. Pero, al mismo tiempo, Frankfurt rechaza el chantaje de las agencias de calificación que en los últimos días han desatado una auténtica guerra contra la periferia de la eurozona, de ahí que opte por una "suspensión" de las normas contra Portugal, país que, a diferencia de lo que surgió para Grecia el pasado mes de mayo, parece seriamente comprometido a seguir la hoja de ruta de recuperación acordada con el BEC, el FMI y la UE.

Revisión