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Tour, primera parada en el German Kittel. Miedo por Contador víctima de una caída

Aglomeración general a 5 kilómetros de la meta en Bastia: el español llega con hueco pero el retraso se neutraliza excepcionalmente. El alemán Kittel gana un pequeño sprint aprovechando la mala suerte de Cavendish y Greipel.

Tour, primera parada en el German Kittel. Miedo por Contador víctima de una caída

La Vuelta de Contador estuvo muy cerca de terminar antes de empezar. En el cacharro habitual, una pesadilla diaria que se cierne sobre los corredores en las etapas sin desnivel -como fue la primera etapa del Tour de Portovecchio a Bastia-, el campeón de España se encontró en el suelo a cinco kilómetros de la meta: un general carambola que rompió dividiendo al grupo anulando de repente las ambiciones de victoria del favorito del día, Mark Cavendish pero también de Sagan y Greipel. Contador, uno de los más vapuleados junto a Ryder Hesjedal, volvió a subirse bastante aturdido finalizando la etapa con un retraso que si el jurado no hubiera decidido neutralizar -un acto humano pero completamente arbitrario ya que la caída no se produjo en el último 3 kilómetros de carrera - ya podría haber puesto en peligro la continuación del Tour del principal rival de Chris Froome. Sin embargo, queda por ver cuál será el alcance de las palizas, que no se pueden neutralizar, que sufrió el "pistolero" -como Armstrong lo llamó con disgusto-: a su llegada, Contador emitió declaraciones tranquilizadoras, pero solo la noche nos dirá exactamente en qué condiciones. Alberto se presentará en la salida de la segunda etapa rumbo a Ajaccio. Etapa que verá al alemán Marcel Kittel con el maillot amarillo, vencedor en la meta de Bastia: Kittel es un buen velocista y no pudo dejar de aprovechar la mala suerte que golpeó a los otros velocistas más populares, dejándolos fuera de acción. No sucedía desde 1966 que un alemán vistiera el maillot amarillo al final de la primera etapa. Luego fue Rudy Altig, un atleta de complexión gigantesca que popularizó el ciclismo en Alemania, despertando entusiasmos más sólidos y duraderos que los que suscitó el inesperado éxito del desconocido Heinz Muller en el Campeonato del Mundo de 1952 en Luxemburgo. En el mismo año, Altig sumó el campeonato mundial al maillot amarillo al vencer a Anquetil y Poulidor en el circuito alemán de Nürburgring. El choque, en el que se vio implicado Contador, empañaba un escenario que poco o nada ofrecía a nivel competitivo sino más bien grotescos momentos de desorganización de una fiesta de pueblo que chocaba con la grandiosidad festiva del centenario de la Grande Boucle. La imagen del autobús Orica Green Edge que no logra cruzar la línea de meta, quedando torpemente atascado en el festón sobre la línea de meta, pasará a la historia. Una escena de "Paperissima" se resolvió no sin dificultad justo a tiempo antes de que el grupo de cabeza comandado por Kittel cayera en la recta de meta. Una farsa que habrá horrorizado, en todo caso el difunto puede ver hechos humanos, George Lefèvre y Henri Desgrange, los dos pioneros, el primer joven periodista de "L'Auto", el segundo ex corredor y mecenas de la misma hoja, a quien se lo debemos a la creación del Tour. Era 1903, comenzaba la leyenda de los presidiarios en la carretera: seis etapas de más de 400 kilómetros cada una, un esfuerzo bestial, llegadas nocturnas, desniveles abismales. Ganó Maurice Garin, Vittorio Emanuele bigote, profesión de deshollinador.    

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