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Gira: Kittel lo convierte en un trío, quemando a Cavendish

El alemán, ya vencedor en Bastia y Saint-Malo, es de hecho el rey de los velocistas en este Tour donde la exigua expedición italiana se tiene que conformar con la meta voladora conquistada hoy por Gavazzi. Froome sigue de amarilla, pero pierde a un maltrecho Boasson Hagen por una caída en la final

Gira: Kittel lo convierte en un trío, quemando a Cavendish

Marcel Kittel, el alemán de Argos-Shimano, le coge cariño y tras Bastia y Saint-Malo hace un trío espectacular en Tours al final de la etapa más llana del Tour, por los espléndidos castillos del Loira. Para Alemania es el quinto éxito, con los de Greipel y Toni Martin, en la Grande Boucle del centenario. Un buen botín comparado con el de los franceses (cero etapas pero con Pierre Rolland con maillot de lunares) y el de los italianos que hasta ahora solo han cobrado la miseria de un final volador hoy con Gavazzi. La etapa estuvo amenizada por la habitual escapada de cinco atrevidos corredores entre los que se encontraban dos italianos, Mori y precisamente Gavazzi: puntualmente, como siempre ha sucedido hasta ahora, las basttistradas fueron recapturadas a las puertas de Tours por el pelotón con los velocistas listos para el sprint final. : pero a menos de dos kilómetros, cuando los equipos de velocistas ya se estaban organizando en las trayectorias correctas, aquí hay un bordillo que hace estallar a una docena de corredores en una dolorosa maraña de piernas, brazos y ruedas. Edvald Boasson Hagen paga el precio, rompiéndose el hombro y teniendo que despedirse del Tour.

Aquí terminó también el sprint de uno de los grandes favoritos, André Greipel, que se quedó de pie pero atrapado en el montón. Miedo general que -dada la neutralización de los retrasos al producirse la caída en los últimos tres km- aconsejó a la mayor parte del pelotón que se lo tomara con calma, pero no le quitó la adrenalina del sprint: Cavendish en la última curva a 450 metros estaba embotellado, en cola al pelotón de velocistas, tanto que todo el mundo le daba por un luchador condenado pero, indomable como es, Cannonball consiguió, con una de sus remontadas, ponerse en cabeza clavando pasillos imposibles. Parecía hecho pero recién en los últimos metros vio aparecer por su izquierda, cada vez más fantástica, la rueda delantera de Kittel, que le adelantaba por una barba en el photo finish. Tercero fue Sagan, gran coleccionista de posiciones, cuarto Kristoff y quinto Ferrari. El alemán sonrió. Para Cavendish, sin embargo, este Tour se le complica cada vez más: una sola victoria, muchas derrotas, una desagradable disputa sufrida en la contrarreloj de ayer. Para Kittel en cambio es el Tour de la consagración, con un importante botín de tres victorias. Tres aciertos sin pensar siquiera en la clasificación por puntos: una elección estratégica para no consumir energía en las tantas porterías voladoras. Al contrario de lo que hacen cada día Cavendish, Sagan y Greipel en la lucha por el maillot verde siempre sobre los hombros del eslovaco de Cannondale.

Maillot amarillo firmemente en manos de Chris Froome, que sin embargo pierde a otro compañero de equipo, Boasson Hagen tras Kiryienka. Una segunda retirada que perturba una etapa por lo demás rutinaria para el Team Sky y su líder, cada vez más dueño del Tour, tras la contrarreloj (perdida pero fantástica) del Mont-Saint-Michel que le ha reforzado en lo más alto de la clasificación: tal un poder abrumador, comparado con la descolorida actuación de Contador y sus compañeros, como para generar en muchos la maligna sospecha de que no es fruto sólo de sus piernas. Ahuyentar los fantasmas del dopaje es terriblemente difícil, sobre todo si son las propias instituciones ciclistas las que los alimentan con avances no muy velados sobre el tema como los del Tour de 1998, con muestras de orina retroanalíticas para ver cuánta Epo había en la sangre de los corredores en ese Grande Boucle, desafiando los controles que en ese momento no pudieron detectarlo. Una justicia demasiado retroactiva para ofender el sentido común: así, ante la reacción de indignación de la mayoría, ahora retrocede un poco.

Ayer Pat Mc Quaid, presidente de la UCI, en una carta a los padres de Pantani, garantizó que el Tour de Marco, sea como sea, no será tocado. Incluso la Comisión del Senado francés que había ordenado esta ronda de pruebas para comprobar la eficacia de la lucha contra el dopaje en Francia ha decidido aplazar la comunicación oficial de los resultados hasta después de la finalización del Tour, que en un principio se había anunciado para el 18 de julio, día en el que el Tour de este año será la escalada de los Alpes.

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