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Stellantis paga la crisis de los semiconductores: baja la producción desde 2017

En cuatro años se ha volatilizado un tercio de los vehículos – Tras el confinamiento total, es la crisis de los semiconductores la que golpea al sector, registrando un -6,1% respecto a 2020 y un –17,7% respecto a 2019 – Por otro lado, los volúmenes de 500 eléctricos y Jeep Compass – Sin embargo, el stock sigue funcionando hoy – Esto es lo que surge del informe Fim-Cisl

Stellantis paga la crisis de los semiconductores: baja la producción desde 2017

La producción de automóviles y las furgonetas en las plantas italianas de Stellantis están fuera de servicio por cuarto año consecutivo. El año pasado, el total de vehículos ensamblados cayó a 673 unidades, un 6,1% menos que las 717 unidades de 2020, cuando se cerraron las plantas debido al primer confinamiento. Pero en 2021 no fue la pandemia lo que detuvo las producciones sino la crisis de semiconductores: en los primeros nueve meses del año subió un 14,2% pero luego, en el último trimestre, las brechas de producción pesaron significativamente. Una situación que afectará también a 2022.

El escenario fue esbozado por la Fim, el sindicato de trabajadores metalúrgicos de la Cisl, en su informe trimestral sobre la fabricación de automóviles en Italia. Respecto a 2019, la situación es aún más preocupante con una caída global del 17,7%, con los turismos en -22,3%, y el 9,6% de los vehículos comerciales, que se ensamblan en la planta de Valle de Sangro del gigante automovilístico ítalo-francés.

Como señala la Fim, las cifras de producción han ido en descenso desde 2017: “En cuatro años se ha perdido el 35% de la producción total”, pasando de 1,03 millones de vehículos (incluidas furgonetas) a 673.475 unidades. El descenso es particularmente evidente para los automóviles, cuya producción en estos cuatro años ha caído un 45%, pasando de 743 a 408 mil unidades. La crisis de los microchips golpeó al grupo Stellantis en un momento en el que se esperaban los frutos del plan de inversión de 5,5 millones de euros para el trienio 2019-2021 elaborado por la ex Fiat-Chrsyler. Y el aplazamiento a 2022 de los lanzamientos inicialmente previstos para 2021 (el Alfa Romeo Tonale producido en Pomigliano y el Maserati Grecale en Cassino), han agravado aún más la situación.

Pero lo que preocupa al gremio, además de las repercusiones negativas que están cayendo en cascada en todo el sector, son los trabajadores que se ven muy afectados en términos salariales.

En este preocupante escenario, sin embargo, llegan señales positivas desde la planta de Turín Mirafiori que logra incluso superar los niveles pre-Covid. En 2021 se fabricaron 77 coches de los 36 de 2020 gracias al lanzamiento del 500 eléctricos, de Sevel en Val di Sangro, donde se montaron 265 furgonetas (en comparación con 257 en 2021) y de Maserati en Módena, donde el superdeportivo MC2021 entró en producción en los primeros seis meses de 20, llevando a la histórica fábrica Emilian a producir 860 coches, frente a los 160 del año anterior.

La situación de la planta cento es quizás el más crítico, el grupo aún no ha aclarado hasta cuándo se podrán vender los actuales motores V6 en EE.UU. y cuál es el proyecto de reindustrialización. La reconversión de las fábricas hacia los nuevos motores involucra también a las fábricas de Verrone, los mecánicos de Mirafiori y las fundiciones Teksid.

Según Uliano, incluso algunos anuncios hechos por el presidente ejecutivo del grupo automotriz, Carlos Tavares, necesita ser más detallado. Por ejemplo, la construcción de la gigafábrica en Termoli, donde se fabricarán las baterías eléctricas: “El gobierno debe informarnos sobre el progreso del proyecto. Es fundamental comprender los detalles de esta importante inversión: desde los impactos en el empleo, pasando por la gestión de la transición industrial, hasta las intervenciones sociales tanto en materia de amortiguadores como las vinculadas al cambio de competencias profesionales”.

Para la Fim, por lo tanto, es fundamental que el ejecutivo implemente una política de incentivos para la compra de modelos con los nuevos motores, de lo contrario sin incentivos existe el riesgo de una mayor caída en las ventas. Y el tiempo corre rápido frente a la interrupción de los motores diesel e gasolina previsto en Europa en 2035. Por ello, la Fim-Cisl cree que los sindicatos y asociaciones empresariales desarrollen conjuntamente las solicitudes a presentar al Gobierno para evitar "la desertificación industrial de uno de los sectores industriales más importantes de la economía de nuestro país y las dramáticas repercusiones laborales y sociales”.

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