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Gasto público, se necesita una nueva gobernanza: Informe Assonime

INFORME ASSONIME – En los últimos años, Italia ha sido más virtuosa que Europa en el control del gasto público neto de intereses, pero ahora – explica Innocenzo Cipolletta, quien coordinó el Informe y quien será elegido nuevo presidente de Assonime el 13 de junio – debe abrir una fase de mejora significativa de la calidad del gasto: 11 prioridades - TEXTO COMPLETO DEL INFORME

Gasto público, se necesita una nueva gobernanza: Informe Assonime

En los últimos años, Italia ha sido más virtuosa que los otros grandes países europeos en el control del gasto público que, neto de intereses, creció un 2009% en el período 2016-3,8 frente al 12,8% de la media de la Unión. Y ahora, en valor per cápita absoluto neto de intereses (12.587 euros), se sitúa en un nivel inferior no solo a los países nórdicos sino también, por ejemplo, a Alemania (16.297 euros), Francia (18.227 euros) y Reino Unido. Reino (14.307 euros).

Así lo subraya el informe sobre "La nueva gobernanza del gasto público" elaborado por Assonime y resultado de un grupo de trabajo coordinado por Innocenzo Cipolletta, que está a punto de convertirse en el nuevo presidente de la asociación de sociedades anónimas.

La reacción a la emergencia inducida por la crisis económica -dice el informe- “ha sido recortar el gasto público en la medida de lo posible. El resultado fue una importante contención del monto total del gasto neto de intereses (el llamado gasto primario)”. La reducción más significativa se produjo en las inversiones pero, a partir de 2010, también se produjo "una importante reducción" en los gastos de personal que, en términos reales, por la paralización de la negociación y de la rotación, volvieron a los niveles de 2000. Además, en términos de eficiencia y eficacia del gasto, varios análisis muestran que, con los mismos recursos empleados, existe un amplio margen de mejora en Italia.

En la gobernanza del gasto público, a juicio de Assonime, es evidente que hoy debemos abandonar la lógica de los recortes lineales y ponernos como objetivo mejorar la calidad de los desembolsos y servicios ofrecidos a los ciudadanos y empresas. En este sentido, el informe señala 11 líneas de actuación para “reforzar la gobernanza del gasto público en bienes, servicios e infraestructuras” y respecto de las cuales “queda mucho por hacer”.

En primer lugar, es necesario “definir prioridades a nivel político en un contexto de escasez de recursos, repensando también el perímetro de la administración pública”. Los efectos de las medidas de gasto deben luego ser monitoreados sistemáticamente para hacer los ajustes necesarios a las elecciones realizadas. El proceso de evaluación del gasto debe integrarse con el proceso más general de planificación económico-financiera (presupuestación por resultados).

Sobre todo, en opinión de Assonime, se necesita lograr un profundo cambio cultural centrado en la idea de una administración pública orientada al servicio de los ciudadanos y las empresas. Como resultado, los recursos deben trasladarse de la oficina administrativa a la oficina principal.

Apuntando a mayores estándares de gobernabilidad, un rol esencial corresponde a los gestores públicos quienes “deben ser reconocidos como espacios de elección que permitan una gestión eficiente de los recursos públicos, en un marco de transparencia en los procesos de toma de decisiones”.

Un capítulo aparte se refiere a la política de contratación pública para la que es necesario poder supervisar las fases anteriores y posteriores a la adjudicación del contrato. El nuevo sistema de calificación de los puestos de contratación introducido por el Código de contratos públicos -subraya el informe- “constituye una importante novedad”. Para no restringir injustificadamente la competencia, es esencial un uso adecuado de la división en lotes. En cuanto a las inversiones públicas en infraestructura, es necesario superar definitivamente la lógica de las intervenciones 'salpicadas' concentrando los esfuerzos en proyectos bien definidos que persigan objetivos de interés común claramente identificados. Y, en todo caso, "es necesario intervenir sólo cuando exista un fallo de mercado y tras comprobar que el apoyo público es el instrumento más adecuado".

Assonime valora positivamente la superación de la 'Ley Objetiva' con la puesta en marcha de una nueva fase de planificación ordinaria ya largo plazo de las obras, reforzando la calidad técnica y económica de las iniciativas. Ha llegado el momento de aplicar las disposiciones. Si el proceso de toma de decisiones está bien estructurado, la fase de autorización “podría simplificarse mucho y hacerse más lineal, con tiempos más rápidos para la usabilidad de las obras y menores costes”. Por último, un ingrediente fundamental de la buena gobernanza de la AP es el sistema de control que necesita ser modernizado y orgánico.

"La fase de contención del gasto público -subraya Innocenzo Cipolletta- parece en gran parte concluida con las reducciones logradas en los últimos años. Ahora debe comenzar una etapa de marcada mejora en la calidad del gasto, a través de una selección y marcada mejora de los servicios prestados a ciudadanos y empresas".


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