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España, todas las tácticas y personalismos que mantienen secuestrado al país

Si Rajoy no da un paso atrás, es muy poco probable que el PSOE sea capaz de dar vida a un Gobierno con los Populares pero el presidente del Gobierno en el cargo, que ganó las elecciones, no tiene intención de abandonar el terreno -A su vez Sánchez lucha por mantener unido al PSOE y teme dar votos a Podemos aliándose con la derecha - Así España se queda en medio del vado y avanza el riesgo de nuevas elecciones

La situación en España no da visos de desbloquearse. Pedro Sánchez, líder de los socialistas, rechazó la propuesta de Rajoy de un gobierno de amplios entendimientos y ni siquiera ha considerado la idea de negociar un acuerdo a partir de los puntos programáticos del partido socialista. A muchos, especialmente entre los observadores internacionales, les cuesta entender tal elección que, como advirtió Rajoy, podría conducir a la tercera vuelta electoral en menos de un año. Pero hay dos factores a tener en cuenta, dos perspectivas que ayudan no a justificar sino al menos a comprender el trasfondo de la situación actual.

Un primer elemento es un factor personal.. Con razón o sin ella, la figura de Rajoy es considerada por muchos desgastada, comprometida por escándalos, sumida en viejas políticas y comportamientos opacos. Aliarse con una figura así, para el joven Sánchez que quisiera presentarse como la nueva cara de la política española, no es fácil. Sobre todo después de que Sánchez se dedicara buena parte de su campaña electoral a ataques personales a Rajoy, hasta el punto de tacharlo de indecente en un enfrentamiento televisivo.

También por eso, muchos esperaban, incluso antes de las segundas elecciones, que Rajoy decidiera dar un paso atrás para permitir una renovación dentro del Partido Popular y facilitar acuerdos posteriores. Pero Rajoy nunca ha dado señales de pensar siquiera en ello, y menos después de ganar las elecciones.

Un segundo elemento es político.. Sánchez tiene problemas para mantener la estabilidad interna de su partido, que el año pasado perdió mucho terreno frente a Podemos, y evitó por poco que el PSOE perdiera su protagonismo como primer partido de la izquierda en las elecciones de junio. Por lo tanto, es posible que su pensamiento principal ahora sea recuperar terreno en el espacio político de izquierda para mantener el papel del partido socialista y su liderazgo como secretario al mismo tiempo. Un acuerdo con Rajoy, a su juicio, podría dar votos a Podemos y aumentar las divisiones en el partido.

Quizá no sea casualidad que Sánchez haya motivado su no a Rajoy afirmando que "la izquierda no puede apoyar a un gobierno de derechay que “si Rajoy quiere gobernar debe encontrar apoyo entre los partidos de derecha”, desempolvando una distinción derecha-izquierda que hace un año, con la llegada de Podemos y Ciudadanos, parecía un poco desvanecida para dar paso a la vieja -nueva distinción, conservación-cambio (una politización en realidad ya retomada por Podemos antes de las elecciones, cuando se alió con Izquierda Unida).

Por otro lado -debieron pensar Sánchez e Iglesias-, si un viejo conservador como Rajoy volvió a ganar las elecciones perdiendo menos terreno que los líderes más jóvenes y nuevos, quizás hasta la retórica de lo nuevo y del cambio ha perdido parte de su filo. Queda por ver si la solución es volver a la dicotomía derecha-izquierda.

Aunque mientras tanto el país sigue siendo rehén de estas tácticas y personalidades. Y nadie parece pensar que tal vez sean ellos los que han alejado a tanta gente de la política y de los partidos, sean viejos o nuevos, de derecha o de izquierda.

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