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Escándalo Libor, Barclays: Diamond se va con 2 millones

El directivo obligado a dimitir ha renunciado "voluntariamente" a un maxi-bonus de 20 millones de libras, pero se consuela con un bonito arreglo: una anualidad de salario más una aportación a la pensión.

Escándalo Libor, Barclays: Diamond se va con 2 millones

¿Es posible que lo atrapen con las manos en la masa, renuncie y aún así reciba un acuerdo de ensueño? La respuesta es sí, pero solo si la empresa para la que trabaja es uno de los gigantes financieros más grandes del mundo. Comenzada en la vergüenza, la caída de Bob diamante así se cierra en la opulencia habitual. Sobrepasado por escándalo de la tasa libor, el ex director general de Barclays tuvo que dejar su cargo la semana pasada. Pero en lugar de ser despedido deshonrosamente, como lo son los mortales comunes, el banquero se va a casa con un cheque de dos millones de libras en el bolsillo cruzado.   

No ha terminado. Diamond puede incluso jactarse de alguna forma de misericordia. Como recompensa por su munífica actividad, se esperaba que el gerente cobrara un maxi-bono de 20 millones de libras (25 millones de euros). Por suerte tuvo el pudor de entregar el botín, pero es curioso que tuviera la posibilidad de elegir, al menos según las palabras de Marcus Agius.

El expresidente de Barclays, que también ha dimitido, reveló ayer los últimos detalles del asunto, mientras era interrogado por la comisión parlamentaria de Hacienda. En realidad, el gobierno de Cameron y el Banco de Inglaterra ya habían presionado a la institución para que evitara otorgar la súper liquidación al exdirector general. La opinión pública corría el riesgo de no tomarlo muy bien.  

Por su parte, Barclays ya había admitido sus responsabilidades, accediendo a pagar 290 millones de libras a las autoridades británicas y estadounidenses para cerrar el caso.

A Diamond, en cambio, le quedará algo de cambio en el bolsillo para consolarse: el salario de un año más una contribución a la pensión. Un par de millones, de hecho. Este es el trato reservado a un CEO infiel, culpable de haber manipulado durante años la principal tasa de interés interbancaria para inflar las ganancias. En beneficio del Banco y de su cuenta personal. Quien hace trampa en el Banco encuentra un tesoro, aunque sea descubierto. 

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