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Sanremo, Nibali lo intenta pero ciertamente no es el favorito

Súper populares como siempre los grandes nombres de los sprints como Kristoff, Cavendish, Bouhanni y Degenkolb. Pero ojo con la progresión de Cancellara que, tras cuatro puestos consecutivos, intenta repetir el éxito de 2008.

Sanremo, Nibali lo intenta pero ciertamente no es el favorito

Después de la Tirreno-Adriatico (ganada por Nairo Quintana) y la París-Niza (éxito de Richie Porte), el gran ciclismo entra en el corazón de la temporada con la Milán-Sanremo, la carrera de primavera muy clásica que desde 2006 no ha visto una victoria. Italiano. El último en triunfar fue Filippo Pozzato en un sprint totalmente italiano por delante de Alessandro Petacchi y Luca Paolini. Desde entonces solo éxitos extranjeros con el doblete de Oscar Freire (2007 y 2010) intercalados con los triunfos de Fabian Cancellara (2008) y Mark Cavendish (2009). En 2011 y 2012 fue el turno de los australianos Matthew Gross y Simon Gerrans; en 2013 fue el alemán Gerald Ciolek quien se impuso a Sagan y Cancellara. El último ganador, que partirá este domingo con el número 1, fue el noruego de Katusha, Alexander Kristoff. Y es el propio Kristoff quien goza de los favores de las casas de apuestas que, en vísperas de la carrera del monumento italiano, le sitúan con un 6 a la par de Peter Sagan, el deportista también apadrinado en los pronósticos por Davide Cassani, el seleccionador nacional.

El eterno clasificado eslovaco rompió su ayuno ganando finalmente una etapa en la Tirreno-Adriático, victoria que sirvió para apaciguar a un enfurecido Oleg Tinkov, el magnate ruso dueño del Saxo-Tinkoff, el equipo de Contador, que lo quería en su equipo pagándole de más pero quien hasta hace una semana estaba de todo menos satisfecho con la actuación del corredor acrobático. Inmediatamente detrás del binomio favorito, están los sospechosos de siempre: en primer lugar Cavendish (dado en el 7) y Cancellara (10). El británico, de vuelta de una temporada desafortunada por las repetidas caídas, regresa a Sanremo después de haberlo desertado el año pasado, temiendo que los organizadores quisieran incluir también el ascenso a la Pompeiana. Por su parte, Cancellara, que triunfó en la contrarreloj final corta de la Tirreno-Adriático, tiene muchas ganas de volver a subirse al escalón más alto del podio tras haber ocupado tres segundos puestos y un tercero en las últimas cuatro ediciones. Pero el ejército extranjero puede contar con otros peones para poner el sello a la línea de meta colocada de nuevo en la histórica vía Roma, la que vio, por ejemplo, los siete aciertos de Eddy Merckx, un récord difícil de batir. ¿Los nombres? Solo existe el riesgo de olvidar a algunos de ellos: John Degenkolb, Nacer Bouhanni, Philippe Gilbert, Michael Matthews, Van Avermaert, el inglés Ben Swift, Andre Greipel y de nuevo el maillot arcoíris de Michael Kwiatkowski. De los grandes velocistas que hay, solo falta Marcel Kittel, ganador de cuatro etapas en el último Tour.

En cambio, de los cuatro fantásticos, es decir, el póquer de los gobernantes de las grandes carreras por etapas, de los que se esperan chispas y choques épicos en el Giro y sobre todo en el Tour, Sanremo verá solo a Vincenzo Nibali en la línea de salida. El campeón italiano siempre ha pensado un poco en la Classicissima tras el tercer puesto obtenido en 2012. Pero lo que preocupa al ganador del último Tour, más que el estado de forma, es la situación de su equipo, el Astana, que tras los repetidos los casos de dopaje corren el riesgo de que le retiren la licencia World Tour de la UCI y la expulsen de las principales carreras. Una sombra inquietante sobre una temporada que debería ser un hermoso lugar para el ciclismo con los cuatro grandes (Froome, Contador, Quintana y Nibali) luchando entre sí por los Alpes y los Pirineos por el maillot amarillo. Realmente sería un pecado mortal para el ciclismo si el dopaje todavía lo arruina todo. 

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