Un desastre en toda la línea. La Roma pierde el partido más importante de la temporada, el que le podía lanzar al escenario más prestigioso de Europa, y lo hace de la peor manera. Las expulsiones de De Rossi y Emerson confirman que aún se desconoce la madurez en la orilla giallorossi del Tíber: el Oporto, que llegó a la capital como un desvalido, les dio las gracias y se llevó la fase de grupos de la Champions.
“Perdimos un partido importante y eso nos crea dificultades para volver a poner orden –análisis de Luciano Spalletti-. Es un resultado difícil de digerir, tanto por cómo ha quedado como por todo el esfuerzo de la temporada pasada. Ahora vendrá un período muy duro, tendremos que taparnos la nariz, los oídos y los ojos y volver al camino correcto".
Frases francas las del técnico giallorossi, en cambio, menospreciar el alcance de este fracaso no tendría sentido. Meterse en la Champions era fundamental, punto final. Sin embargo, está claro que la temporada acaba de empezar y que las satisfacciones aún son posibles, siempre que consigamos restablecer el liderato del grupo. Justo aquí están las mayores dudas: la Roma, por enésima vez, ha demostrado que sufre mucho con la presión, tanto que pierde la cabeza y lo pone todo patas arriba sin casi darse cuenta.
Abajo por un gol en el 8' (Felipe hizo bien en quemar a Juan Jesús), los giallorossi estaban nerviosos y torpes, tanto que el único gol de la primera parte llegó en el 37' por mediación de Salah. Dos minutos después, sin embargo, el desastre: entrada de De Rossi sobre Maxi Pereira y sacrosanta expulsión del colegiado Marciniak. En desventaja y con un hombre menos, Spalletti decidió incorporar a Emerson para reequilibrar la estructura defensiva.
Elección lógica a nivel táctico pero que resultó equivocada: en el minuto 51 el brasileño volvió a intentarlo con picardía, esta vez sobre Otavio, induciendo al director del partido a sacar la segunda tarjeta roja del encuentro. La Roma trató entonces de ponérsela en el corazón pero tras un muy puntual Perotti (58') se quedó sin gasolina. Y así Porto, bueno manejando el juego sobre todo desde el punto de vista mental, cerró todas las conversaciones primero con Layun (72', locura de Szczesny) y luego con Corona (75').
Así continúa la maldición de las preliminares de la Champions League: en los últimos 7 años solo el Milán del último Allegri (2013) ha logrado superarlas, ante las eliminaciones de Sampdoria, Udinese (2 veces), Nápoles, Lazio y , de hecho, Roma. Datos preocupantes, más aún si tenemos en cuenta que los equipos en cuestión vivieron entonces temporadas muy difíciles, en algunos casos desastrosas. Spalletti lo sabe bien, por eso quiso sacudir a su equipo desde la conferencia post-partido. El nocaut es duro, pero el potencial para levantarse está ahí.
Se da por descontado el reflejo de la derrota de la Roma en Piazza Affari, donde el título de la compañía de los giallorossi llegó a perder hasta un 11 por ciento esta mañana.
