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Reforma del Senado: señales de descongelamiento en el Partido Demócrata pero ojo con Grasso

Renzi y la minoría del Pd intercambian señales de acercamiento sobre la reforma del Senado pero el primer ministro advierte al presidente Grasso: "Admitir la modificabilidad de las partes del texto ya aprobadas dos veces no tendría precedentes en la historia parlamentaria" - "La elección directa de los futuros no pueden existir senadores pero se puede pensar en el modelo Tatarella de 95”

Reforma del Senado: señales de descongelamiento en el Partido Demócrata pero ojo con Grasso

La dirección del Partido Demócrata aprobó por unanimidad la línea de Renzi pero la minoría no participó en la votación y, sin embargo, hay signos de acercamiento y deshielo entre el primer ministro y su oposición interna. Renzi está convencido de que la reforma del Senado, que es la piedra angular de la legislatura, puede aprobarse en el Palacio Madama a mediados de octubre y que no se pueden volver a elegir directamente a los futuros senadores, pero no deja de abrir atisbos para un acuerdo indicando qué soluciones técnicas se pueden encontrar para reconciliar a las diferentes partes involucradas.

Sobre el punto clave de la reforma del Senado, concretamente sobre el fatídico artículo 2 que indica las modalidades de elección del futuro Senado de las autonomías, Renzi argumentó que "la elección directa de los futuros senadores no puede existir porque ya ha habido una lectura en doble conforme”, es decir, el texto ya recibió la aprobación de la Cámara y el Senado y el trámite parlamentario sobre leyes constitucionales excluye la posibilidad de que en este caso el texto pueda ser cuestionado porque de lo contrario el debate y el trámite legislativo serían interminables, pero el primer ministro no cortó todos los puentes a sus espaldas y abrió un camino que también agradeció el jefe de la minoría interna, Pierluigi Bersani.

“Se puede pensar – explicó Renzi – en un mecanismo de elección de los futuros senadores sobre el modelo de la ley regional Tatarella de 95”, dejando en la práctica a los ciudadanos la posibilidad de elegir a los consejeros regionales que las Regiones luego designarán como senadores.

Sin embargo, Renzi no ahorró puyas al presidente del Senado, Pietro Grassi, quien, como todos saben, tiene raíces bersanas. “El presidente del Senado -dijo el primer ministro- ha insinuado que podría abrirse a la modificación de una ley ya aprobada en doble cumplimiento: si así fuera, sería recomendable celebrar una reunión de los grupos de la Cámara y el Senado” para decidir qué hacer “porque sería un hecho de características inéditas”.

Renzi se mostró despectivo con quienes amenazan con escisiones o con quienes hablan de un giro autoritario: “Quien amenaza con escisiones -dijo pensando en el voto griego y el porrazo de Varoufakis pero también dirigiéndose a la izquierda interna- de elecciones perece”. En cuanto al giro autoritario de las reformas institucionales, dijo que solo se puede responder con una risa porque, a diferencia de las reformas anteriores también imaginadas por la izquierda pero nunca aprobadas, la que se discute en el Senado no afecta lo más mínimo a la facultades del Gobierno y del Primer Ministro.

En los próximos días se entenderá si la reforma del Senado podrá realmente aprobar el nuevo examen del Palazzo Mdama, del que depende el destino no solo de la reforma en sí, sino del legislativo y del gobierno de Renzi.

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