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Pensiones de oro entre la equidad y la demagogia: de los nuevos métodos de recálculo al aporte solidario

Desde llamadas telefónicas a altos cargos institucionales – Rodotà incluida – los Scrooge de las pensiones son muchos y claman venganza pero una cosa es librar una sacrosanta batalla por la equidad y otra embarcarse en la deriva de la demagogia creando nuevas injusticias – Desde la cuestionable contribución de la solidaridad a los nuevos métodos de recálculo de tratamientos

Pensiones de oro entre la equidad y la demagogia: de los nuevos métodos de recálculo al aporte solidario

Al denunciar el escándalo de las llamadas pensiones de oro, alguien ha arrebatado la fortuna a nivel editorial: ensayos vendidos como pan caliente, con ediciones posteriores que se agotaron en pocas semanas solo porque allí se exhibían -a modo de listas de proscritos- los nombres de aquellos privilegiados que podrían aprovechar, a niveles sublimes, el sueño prohibido del italiano medio: jubilarse lo antes posible con un cheque que, como vengador de los agravios sufridos por todos durante una vida activa, asegura una vejez apacible, siempre más parecida, gracias a la prolongación de la esperanza de vida, a una juventud tardía.  

Por supuesto, en nuestro sistema de pensiones hay aspectos que claman venganza y que derivan de golpes legislativos a favor de , como en el caso de aquellos ejecutivos telefónicos que obtuvieron -precisamente gracias a una leycita- el derecho a optar por la inscripción en el fondo de la categoría y no en el Inpdai, donde estaba vigente el tope de cotización y pensionable (es decir, por encima de un determinado nivel salarial, ya no estaban activas las retenciones en origen ni el cálculo a efectos de pensión). Este movimiento, junto con el pago de un salario tan elevado que parece absurdo, ha permitido a un afortunado caballero disfrutar de una pensión bruta de 91 euros al mes. El otro truco totalmente italiano (el amor por la jubilación también está muy extendido en los pisos superiores) es el de haber proporcionado a quienes ocupan cargos institucionales no solo una remuneración significativa por la actividad realizada, sino también un cheque vitalicio e incluso una pensión en el fin del mandato.

Sucede que, al llegar a la edad de jubilación, un funcionario acumular la pensión derivada de la profesión ejercida (a menudo como profesor universitario o magistrado, pero también como ex trabajador normal registrado en el INPS), los tratamientos relacionados con los mandatos electivos regionales y nacionales o el Parlamento Europeo, las rentas vitalicias reconocidas a los miembros de las autoridades; por no hablar de los que tienen la suerte de aterrizar en la Consulta o incluso en el Quirinale. Ocurre, pues, que entre ellos la picota está reservada sólo a Giuliano Amato, omitiendo que el favorito de los , Stefano Rodotà, tenía más o menos lo mismo corriendo para el cargo (y por lo tanto los propios asuntos de seguridad social) del Doctor Subtle. También sucede que las correcciones hechas mientras tanto por estas irrazonables situaciones de privilegio no se tienen en cuenta. Suelen ser correcciones igualmente irrazonables en sentido contrario, en el sentido de que en ocasiones se han creado situaciones de dificultad objetiva (incluso entre parlamentarios, por ejemplo, al elevar diez años la edad de jubilación de un solo golpe, se han creado casos atribuibles al caso de el llamado éxodo). Pero que así sea; tomémosle nota: la cuccagna no podía durar más.

Al final, sin embargo, surge la duda de que yo  (del como se ha definido a los ''pensionistas de oro'') cumplen la función del habitual interruptor de la broma para permitir al gobierno, junto con la emoción de la popularidad barata, que la empresa lleve a cabo una operación de mayor alcance. Salvo cambios en la lectura de la Cámara, el texto del proyecto de ley de estabilidad para 2014, aprobado por el Senado, de hecho reintrodujo el aporte solidario sobre las llamadas pensiones oro (impugnando así una nueva sanción de la Consulta).

Parte de un límite máximo de 90.168 euros brutos al año (correspondientes a 6.936 euros brutos al mes) y con una duración de tres años. El desglose es el siguiente: un primer recorte del 6% para la parte de la pensión entre 14 y 20 veces el mínimo (de 90.168 a 128.811); una segunda del 12% para la parte que exceda de 20 veces por lo menos hasta 30 veces (de 128.811 a 193.216); un tercio del 18% en cuotas superiores a 30 veces el mínimo. Pero en la Cámara hay grupos de oposición que proponen ir aún más lejos en la acción de de los efectos perversos del cálculo del salario. ¿Cómo se proponen actuar? Se ha puesto de moda la idea de recalcular con el método de cotización las prestaciones -por encima de un determinado nivel de cuantía- pagadas con el salario, gravando la diferencia con una cotización solidaria definida incluso con criterios progresivos (es decir, a mayor mayor "ingreso del cargo"). '' garantizada por el cálculo del salario es la sanción). Desafortunadamente, incluso en nuestro caso, dependería de los aprendices de brujos ser incapaces de controlar las fuerzas que evocan torpemente. Un estudio, de hecho, de Fabrizio y Stefano Patriarca (se publicó un adelanto en lavoce.info) muestra que (ver gráfico) cuanto más aumenta el importe del cheque (más de 44 euros al año) más aumenta la parte desde el pago de cotizaciones -porque la modulación a la baja de los tratamientos opera sobre el valor del cheque (del 2% al 0,90%)- hasta el 5% para pensiones de unos 12 euros brutos mensuales, mientras que el pico alcanza el 30% del desfase, entre salario y cotizaciones, de unos 5 mil euros brutos. Esto significa que la propuesta de remodular aún más a la baja los rendimientos de las cuotas salariales a las que se aplica el salario sería muy eficaz, además de justa, para abordar el tema de las pensiones más altas. 

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