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Panebianco, la rebelión antiviolencia de sus alumnos es la mejor solidaridad posible

Ante las protestas de la escuadra, de extrema derecha y extrema izquierda, contra el valiente profesor Angelo Panebianco de la Universidad de Bolonia, la reacción contra los alborotadores de sus alumnos es una señal alentadora que da esperanza de que la violencia de unos pocos pueda realmente ser condenado y aislado – Pero el poder judicial, las fuerzas del orden y las universidades deben hacer su parte para defender la libertad de expresión y de enseñanza.

Panebianco, la rebelión antiviolencia de sus alumnos es la mejor solidaridad posible

Ante la violencia escuadra, de extrema derecha y extrema izquierda, que día por medio impidió al valeroso profesor Angelo Panebianco de la Universidad de Bolonia dar sus conferencias en el curso "Teoría de la Paz y la Guerra" en la Facultad de Ciencias Políticas Las ciencias, las condenas verbales y la solidaridad verbal no bastan. Es necesario que el poder judicial, las fuerzas del orden y la Universidad hagan su parte para defender al profesor y proteger la libertad de expresión y de enseñanza.

Desgraciadamente no es la primera vez que la Universidad es blanco de la violencia y que los profesores más inconformes están siempre en primera fila para pagar el precio de sus ideas, sean o no acertadas. Los que estaban en la Universidad en el 68 lo recuerdan bien, pero en los años siguientes las cosas empeoraron y la violencia dominó muchas universidades. Los menos jóvenes también recordarán el cobarde atentado de 77 contra un gran dirigente sindical como Luciano Lama en la Universidad de Roma. Luego vino el terrorismo y el asesinato de muchos maestros dignos, desde Tarantelli hasta Biagi y tantos otros, que nunca serán olvidados.

Ante la tristeza de las bárbaras protestas contra Angelo Panebianco, persona mansa pero muy decidida en apoyar y argumentar sus nunca baladíes ideas, hoy hay una señal alentadora y contracorriente que merece ser valorada: es la rebelión de la derecha contra el alborotadores de los mismos alumnos del profesor Panebianco. No fue una reacción obvia. En los años oscuros de la universidad italiana, la timidez y el conformismo de la mayoría terminaron por allanar el camino para la intimidación de los violentos. Hoy llega desde Bolonia un gesto por la libertad de expresión y de enseñanza y contra la violencia que es sin duda la solidaridad más apreciada por el profesor Panebianco y que merece un fuerte aplauso.

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