La noticia es que el Presidente de la República Giorgio Napolitano no renunciará anticipadamente y en efecto será él quien dé la tarea de formar el nuevo gobierno al día siguiente de las elecciones generales de febrero. El jefe de Estado, en su esperado discurso, partió precisamente expresando todo su pesar por el hecho de que el gobierno de Monti, sobre cuya labor confirmó una valoración mayoritariamente positiva, no haya llegado al final de la Legislatura. Juicio negativo implícito sobre quién (el PDL) ha provocado esta situación. Igualmente negativo es el juicio de Napolitano sobre la falta de reforma electoral.
Pero el jefe de Estado también explicó que con la apertura de la campaña electoral termina la etapa del gobierno interino y vuelve la palabra a la política y los partidos y termina el paréntesis del gobierno interino. Ante esta nueva situación (la conclusión anticipada de la Legislatura, por la renuncia del gobierno, tras la pérdida de confianza en el PDL), Napolitano agregó que le corresponderá a él nuevamente, luego de las elecciones, designar a quienes tendrán para formar el nuevo gobierno. En resumen, ningún cambio de manos temprano en el Quirinale. Y por lo tanto el nuevo gobierno estará primero en la agenda política y solo entonces se elegirá al nuevo jefe de Estado.
Las palabras de Napolitano aportan nuevos elementos sobre la reflexión que realiza Monti sobre cuál puede ser su compromiso público en el futuro. El Primer Ministro se reunió ayer durante tres cuartos de hora con el secretario del Partido Demócrata y candidato a Primer Ministro por el centroizquierda Pierluigi Bersani. Al final, este último dijo que Monti está reflexionando y volverá a reflexionar. Las previsiones son que el primer ministro dé a conocer sus intenciones tras la aprobación de la ley de estabilidad, presumiblemente a finales de semana.
