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Milan ko también contra Cinderella Verona

Fracaso total del equipo de Brocchi que ya hace lamentar a Mihajlovic: tras tomar la delantera por medio de Menez, los rossoneri habían vuelto en Verona desde el fondo de la clasificación (2 a 1) y ahora también corren el riesgo de perder la clasificación para la Europa League porque son sextos con un solo punto de ventaja sobre el efervescente Sassuolo

Milan ko también contra Cinderella Verona

Otro fracaso, otro más de una temporada tonta y de quiebras. La derrota ante el Hellas arrastra al Milan al punto más bajo de 2016, tanto a nivel de juego como de resultado. Todavía no es el momento de sacar a relucir el "Verona fatal" pero seguro que lo será si los rossoneri no han conquistado el 15 de mayo la sexta plaza, última goleada para acceder a la Europa League.

Sassuolo está ahí respirándole en la nuca (1 punto entre los dos) y dado el diferente estado de forma (los emilianos acaban de ganar en Turín) hay todas las premisas para temer adelantamientos. El nocaut de Bentegodi pone en el banquillo a Cristian Brocchi, cuya aportación a la causa, de momento, ha sido del todo insuficiente. Más allá de un shock psicológico y un buen juego, esta versión del Milan 4-3-1-2 es incluso peor que la de Mihajlovic, que ya es todo menos satisfactoria.

“Soy el entrenador y asumo todas las responsabilidades – comentó el técnico. – El equipo malinterpretó el partido, esta derrota es fuerte porque no pudimos volver a encender las luces. Solo tenemos que trabajar, trabajar y trabajar de nuevo…”.

Sin embargo, echar toda la culpa de tal fracaso a Brocchi sería poco generoso y poco inteligente. La crisis del AC Milan se viene arrastrando desde hace mucho tiempo y no se le puede achacar a un entrenador que llegó hace 15 días, además sin ningún paracaídas de experiencia que lo ayude.

Si un extraterrestre hubiera aterrizado desde Marte y hubiera visto el partido de Bentegodi, le habría costado creer los 31 puntos que separaban a los dos equipos antes del saque inicial (ahora son 28…), a menos que le hubieran dicho que Verona había la camiseta blanca y el Milan la amarilla y azul.

Y pensar que los de Brocchi se adelantaron primero gracias a Menez y al asistente de línea, que no reaccionaron mucho al no advertir el fuera de juego del francés (21'). El 1-0 parecía acabar con el partido pero el Verona, con el paso de los minutos, se dio cuenta de que aún podía opinar.

En el minuto 72 Pazzini empató de penalti (mano de Romagnoli) ya partir de ahí empezó un auténtico asedio Hellas, sólo detenido por un tremendo Donnarumma. Sin embargo, hasta el jovencísimo portero tuvo que rendirse ante el lanzamiento de falta de Siligardi (93), una joya que no fue suficiente para evitar el descenso matemático (con la victoria de Carpi, la Serie B es oficial) pero que sacó una sonrisa a todo Bentegodi.

Obviamente, el estado de ánimo opuesto en Milán, donde entre ideas bizarras (durante unas horas incluso se temió el regreso de Mihajlovic, luego volvió una hipótesis), la confusión perenne y los jugadores apáticos ya no pueden entender nada. Excepto que el equipo, vestido así, puede perder contra cualquiera.

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