comparte

España corre más rápido: las reformas dan sus frutos y el alto paro empieza a bajar

España crece más rápido que Alemania y Francia y, por supuesto, Italia – La economía recoge los frutos de las reformas e incluso la controvertida reforma laboral hace sentir sus efectos: el paro, aunque sigue siendo alto, empieza a invertir la tendencia – Pero los escándalos amenazan con arruinarlo todo y Podemos es prácticamente el partido líder

España corre más rápido: las reformas dan sus frutos y el alto paro empieza a bajar

Los datos publicados ayer del PIB de España en el tercer trimestre, que creció un 0,5% frente a un comportamiento mucho más modesto del resto de los grandes países de la eurozona (0,1% en Alemania, 0,3% en Francia y -0,1% en Italia), parecen para indicar que el país está saliendo de la crisis. Esta evolución está en línea con las previsiones para el bienio 2014-2015, revisadas al alza, 1,2% y 1,7% respectivamente, y muy por encima de las -revisadas a la baja- de la media de la eurozona (0.8% en 2015 y 1,1% en 2015).

¿Cuál es la clave de este resultado, considerando que hace apenas tres años el gobierno solicitó ayuda europea para restaurar su sistema bancario? Al fin y al cabo, en la primera mitad de la década de 3, España era el modelo a seguir. El país creció a un ritmo sostenido -por encima del 5%-, basando su desarrollo en la expansión de la construcción (15% anual). La demanda se vio estimulada por los bajos tipos de interés de los que disfruta España como miembro de la Unión Monetaria, pero también por las favorables condiciones fiscales (por ejemplo, la posibilidad de deducir el 50 % de las cuotas hipotecarias) y por las entidades de crédito, en particular los bancos locales (las llamadas cajas), dispuestas a ofrecer hipotecas incluso a XNUMX años y libres de actuar gracias a una supervisión casi inexistente.

Cuando los precios comienzan a caer en 2008, la burbuja estalla. En poco menos de dos años, el saldo presupuestario pasó de un superávit del 2% a un déficit del 4.2%. La situación se intensifica rápidamente. En 2009, el gobierno anunció la nacionalización de los bancos que financiaban la burbuja inmobiliaria. Pero está claro que la medida no es suficiente. Empezamos a pensar en una posible ayuda europea, que se concede en julio de 2012, con luz verde para un plan de 100 millones de euros. El primer tramo de 40 millones llega ya a finales de 2012 y sirve para recapitalizar Bankia, Novagalicia, CatalunyaCaixa, Banco de Valencia. A cambio, el Gobierno español firma un Memorándum de Entendimiento en el que se compromete a continuar con la consolidación fiscal (en 2012 el déficit fue del 10.6%, lejos del objetivo del 6,3%) y a implementar reformas estructurales encaminadas a devolver la competitividad a la economía.

España se convierte así, al menos en lo que respecta al sector bancario, en el cuarto país de la eurozona bajo rescate europeo. En los dieciocho meses del programa, el gobierno cambió profundamente la estructura productiva del país. Y no solo a través de la devaluación interna, es decir, la compresión de costos y salarios, de la que siempre se habla. El presidente del Gobierno Rajoy, gracias a un fuerte mandato electoral, ha lanzado un paquete de reformas –muy similar a la Agenda 2010 de Schröder– que ha implicado a todos los sectores de la economía. Empezando por el mercado de trabajo, un sector bloqueado por el dualismo y la mala vinculación entre salarios y productividad. Se han adoptado varias medidas para dar mayor flexibilidad tanto a nivel interno (por ejemplo, la posibilidad de que el empleador modifique las condiciones salariales y de horario del trabajador) como externo (por ejemplo, hacer opcional el reintegro y reducir la indemnización a 33 días por año de trabajo contra los 45 anteriores). Para los que toman contratos indefinidos sin despedir, el coste de la mano de obra se ha reducido: las cotizaciones para la puesta en marcha han pasado de 265 euros al mes a 50 euros. Una medida, esta última que aumentó en 2012 el número de autónomos en unas 70 mil unidades.

Para hacer frente a una burocracia ineficiente y costosa, en octubre del mismo año el gobierno creó una Comisión Especial para la Reforma de la Administración Pública (CORA) con la tarea de reducir las cargas administrativas que obstaculizan la actividad económica. de empresas y particulares. A la fecha, de las 219 medidas tomadas, 44 han sido implementadas y de las restantes más del 50% están a punto de culminar. Al mismo tiempo, se reformó la Autoridad de la Competencia española y se fusionaron otras ocho autoridades. En cuanto a las reglas, los procedimientos de quiebra de las pequeñas y medianas empresas se han vuelto más rápidos, concluidos sin jueces y a bajo costo. Hacer negocios ahora es más fácil. La Ley de Emprendimiento de junio de 2013, entre muchas medidas, también introdujo la posibilidad de constituir una empresa en 24 horas.

También se ha reformado todo el sistema educativo. Desde la universidad, con la introducción de procedimientos más meritocráticos, en particular en materia de contratación, a la investigación -a través de una serie de subvenciones-, a la escuela (el objetivo es reducir la tasa de abandono de la escuela secundaria, que es del 25 % frente a una media de la UE de 13%), con la centralización del sistema de evaluación que ha reducido sustancialmente el poder discrecional de las regiones.

El último gran sector que queda por reformar es el de la fiscalidad. Para ello, el Gobierno ha creado un grupo de expertos para estudiar cómo hacer que la fiscalidad española sea más sencilla, eficiente y orientada al crecimiento. Actualmente se están estudiando varias propuestas, entre ellas la reducción de las cotizaciones a la seguridad social que pagan las empresas para compensarlas con un aumento del IVA (del 21% al 22%) mediante el traslado de algunos productos a la clase más alta, el recorte del 15% en la tasa para empresas de nueva creación y el 20% del resultado neto para los trabajadores autónomos que inicien una actividad económica. El presidente del Gobierno Rajoy parece estar dispuesto a seguir la mayoría de estas sugerencias ya que anunció que en 2015 habrá margen para una fuerte reducción de la carga fiscal tras años de consolidación fiscal.

El 23 de enero de 2014, España salió del programa de rescate. Según el Gobierno, el país se ha vuelto "creíble, solvente y ha recuperado la confianza de sus socios europeos". De hecho, España es la economía de la eurozona que se recupera más rápido. Salió de la recesión ya en el tercer trimestre del año pasado. El PIB per cápita está volviendo a los niveles anteriores a la crisis. Empiezan a llegar inversiones del exterior hasta el punto de que los fabricantes de automóviles extranjeros han invertido 5 millones de euros en 17 plantas en dos años. Hasta la fecha, España es el segundo país productor de máquinas de Europa: 2 millones de máquinas, frente a las 600 producidas en Italia. El desempleo sigue siendo alto, pero hay una inversión de tendencia. Desde el pico de 2013 (26.1%), el porcentaje de parados desciende lentamente: en 2014 al 24.6% y al 23.5% en 2015, mínimo desde 2011. Sin embargo, uno de cada dos jóvenes en España está en paro (en julio, el alcanzó el 53,7%). Un hecho alarmante que señala la necesidad de más reformas en el mercado laboral.   

En esencia, la recuperación está en marcha, pero es lenta y no exenta de incertidumbres. Por eso avanza Pademos, el nuevo partido nacido hace un año de los círculos de la izquierda radical. El líder Pablo Iglesias, gracias a su oratoria y cierta serenidad, invade las televisiones siempre con el mismo argumento: el programa pactado con la Troika no está funcionando ya que impone un coste social muy alto. Hay quienes sostienen que el creciente éxito de Podemos se ve favorecido sobre todo por los escándalos que envuelven al partido de Rajoy, pero también al de Pedro Sánchez, la nueva promesa del centroizquierda. Lo cierto es que, a día de hoy, Podemos es el primer partido español: las encuestas lo sitúan actualmente en un 25%. Todavía no se sabe mucho sobre el programa político. De momento, Iglesias en sus últimos discursos insiste mucho en la condonación de la deuda, que en España está llegando al 100% del PIB. Quizá olvidemos que gran parte de esta deuda está en manos de ciudadanos e instituciones españolas, que serían los primeros afectados por una reestructuración de este tipo.

Revisión