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La escuela entre la continuidad de Bersani y la amnesia de Giavazzi

De Bersani astuta captatio benevolentiae de todos esos espacios de descontento escolar que olvidan, con insoportable levedad, que hace un año el país estaba al borde del abismo y que sólo gracias a Monti no cayó en él -las referencias de Giavazzi a la discontinuidad son correcta, que, sin embargo, hubiera hecho mejor cuando era consultor de Gelmini

La escuela entre la continuidad de Bersani y la amnesia de Giavazzi

Los programas electorales también se pueden comprar en Buffetti's y se pueden encontrar para todos los gustos y orientaciones. En las distintas ediciones no hay una que no hable de la escuela y su centralidad en el programa de gobierno. Durante años. Por tanto, no es noticia que Pierluigi Bersani recite el habitual mantra de la centralidad de la escuela con lo que sigue en el enfrentamiento televisivo con Matteo Renzi. Principio sacrosanto salvo que después de las elecciones todo el mundo se olvida de esa centralidad y se da cuenta de que hay otras prioridades. Es cierto: esto es sólo la campaña de las primarias de centroizquierda pero los rituales siempre parecen los mismos.

Esta vez, sin embargo, hay quienes se dan a la tarea de fustigar al secretario del Partido Demócrata y lo hacen, en Voce.info, luego relanzado por Linkiesta, Francesco Giavazzi. El ilustre economista tiene razón al criticar a Bersani quien “cuando habla de reforma, supone que no debemos 'dar una bofetada a los docentes, al contrario, la reforma debe partir de la consideración del papel, la dignidad y la importancia de los docentes'. No lo mencione. Y, sin embargo, son palabras clave, que contienen un mensaje claro para los sindicatos escolares: no se preocupen, conmigo no tendrán sorpresas. Con estas premisas, la escuela nunca se reformará a sí misma”.

Cabe agregar que se trata de palabras en clave, no tan críptica, destinadas a lanzar una indirecta a las recientes declaraciones de Mario Monti, para ganarse la simpatía de legiones de profesores un poco demasiado quisquillosos, que tronan estos días en sitios especializados y en la pasillos de las escuelas, porque después de décadas recién ahora han descubierto que ya no tienen prestigio social. Quién sabe dónde estuvieron en los largos años de los gobiernos de Berlusconi.

En definitiva, de Bersani una astuta captatio benevolentiae de todos esos ámbitos de descontento con la escuela que gustan de practicar discusiones antigubernamentales pero que olvidan, con insoportable ligereza, que hace un año el país estaba al borde del abismo y sólo gracias a Monti no hay precipitado. Al menos Renzi tuvo el coraje de pronunciar la palabra "mérito" en su discurso sobre la escuela, aunque las reformas no viven sólo de palabras.

Sin embargo, la poca memoria también parece haber enturbiado a Giavazzi quien, si tiene más de una razón para decir que sin discontinuidad nunca puede haber una reforma escolar, mejor hubiera hecho en recordarlo cuando era consultor de honor de la ministra Maria Stella. Gelmini.  

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