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Francia dice no al gas de esquisto: su extracción, mediante fracking, es riesgosa para el medio ambiente

El gobierno de París habría decidido revocar los permisos de exploración de gas de esquisto ya concedidos a Total y Schuepbach, revela Le Figaro. Hay demasiadas dudas sobre los impactos ambientales de esta actividad minera. Un precedente importante en una Europa en la que el vacío legislativo en la materia es casi total

Francia dice no al gas de esquisto: su extracción, mediante fracking, es riesgosa para el medio ambiente

Francia, a diferencia de otros países, decide cortar elextracción de gas de esquisto, el gas de esquisto. La decisión, que se oficializará en los próximos días, cierra una historia que se viene dando desde hace meses. Esta técnica de extracción – dijo fracking – de hecho se considera peligroso para el medio ambiente y una ley del 13 de julio ya prohibió la técnica del fracking, la fracturación hidráulica, utilizada precisamente para la extracción.

Según lo que revela Le Figaro, Francia ha decidido revocar los permisos de exploración asignados a la estadounidense Schuepbach y en francés Total.

En su informe, Schuepbach subrayó que no podía renunciar al fracking, ya que no existen métodos alternativos, ni siquiera se conoce el contenido del informe Total, pero evidentemente ambos no han satisfecho las solicitudes del Ministerio competente.

Un duro revés para la explotación del gas de esquisto, último capítulo de un acalorado debate en torno a esta fuente cuyos impactos ambientales según muchos son demasiado elevados. Antes de la última decisión francesa, en julio se había producido un rechazo al gas de esquisto por parte de un informe encargado por la Comisión de Medio Ambiente del Parlamento Europeo.

A pesar de las crecientes necesidades de gas y la disminución de las reservas convencionales, los recursos de gas no convencionales son demasiado pequeños para tener un impacto sustancial y las consecuencias negativas son demasiado altas, según el informe.

Primero que nada, el contaminacion de aguas subterraneas: los fluidos utilizados para el fracking a menudo contienen sustancias peligrosas y actualmente los operadores no están obligados a declarar su composición; a menudo, estos se filtran en el suelo, y también llevan consigo metales pesados ​​y materiales radiactivos.

Además, está el problema de emisiones que cambian el clima: la metano, cuyas fugas durante el fracking son frecuentes, como sabemos tiene un poder de alteración del clima muy superior al del CO2, aunque tiene un tiempo de permanencia en la atmósfera más corto (alrededor de una décima): impacta el clima 33 veces más considerando un período de 100 años, y hasta 105 veces al calcular los efectos en un período de 20 años.

Pero sobre todo, está el bulto peligro sísmico: el fracking hidráulico puede causar pequeños terremotos de magnitud 1-3 en la escala de Richter.

En Europa, sin embargo, todavía existe un inexplicable vacío legislativo sobre este delicado tema. Francia, por su parte, ha tomado una posición firme: hasta nuevas disposiciones, sin gas de esquisto

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