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El Decreto de la Dignidad y las primeras víctimas: 700 contratos en la balanza en Milán

Como resultado del Decreto Di Maio, 700 contratos de trabajo de duración determinada no pueden ser renovados por empresas públicas en Milán que se verán obligadas a contratar trabajadores no capacitados si no se encuentra una solución alternativa - Sería paradójico que, en lugar de desmantelar los Empleos Ley, la ya debe proceder con un restyling del Decreto de Dignidad

El Decreto de la Dignidad y las primeras víctimas: 700 contratos en la balanza en Milán

En los últimos días se ha abierto en Milán una discusión entre los sindicatos y el Ayuntamiento de Milán porque se ha constatado, como se había hecho puntualmente y anunciado por muchos sectores, que la Decreto de dignidad, más allá de sus loables intenciones, habría producido una serie de inconvenientes muy perjudiciales para un determinado número de trabajadores que, en lugar de ser garantizados, habrían sido despedidos.

Ocurrió puntualmente que las limitaciones impuestas a la renovación de los contratos de duración determinada, en particular el riesgo de abrir disputas con posibles sentencias de empleo permanente para trabajos de naturaleza estacional o de tiempo limitado, empujaron a las empresas (no solo privados sino también aquellos público como Sea Handling, Milano Restaurazione y Amsa) no renovar los contratos de duración determinada a punto de expirar (casi 700) y ad contratar nuevos trabajadores.

Il El equilibrio del empleo obviamente no podría cambiar pero no tendría mucho sentido (como señalan las organizaciones sindicales) deshacerse de personal ya formado profesionalmente para contratar nuevos trabajadores que probablemente nunca hayan realizado esa actividad. Sin tener en cuenta el hecho, más grave, de que una gestión más sencilla de las renovaciones de los contratos de duración determinada puede favorecer un proceso gradual de transformación de los contratos de duración determinada en relaciones laborales indefinidas.

Más allá de cualquier consideración adicional sobre el Decreto de Dignidad, cabe señalar que la creatividad de la dialéctica gremial y la previsión de los políticos de la Primera República ponen a disposición una herramienta que podría corregir el error cometido recientemente por el legislador. Se trata del artículo 8 del decreto ley 138 de 2011 (denominado decreto Sacconi) que permitiría, si la mayoría de las organizaciones sindicales y de las empresas estuvieran de acuerdo, restablecer el statu quo ante de la legislación referente a los contratos de duración determinada.

Es un procedimiento completamente legítimo, muchas veces utilizado en voz baja, pero que logra su objetivo. Siempre que en este caso el objetivo sea la prórroga del contrato de duración determinada para quienes, por la aplicación del Decreto Dignidad, quedarían en el paro destinado a pedir Naspi (como se denomina actualmente la prestación por desempleo). Hoy, 18 de septiembre, se celebra una reunión en Milán para discutir qué solución adoptar.

Por supuesto, sería paradójico que en lugar de desmantelar la Ley de Empleo, debiéramos proceder a una remodelación del Decreto de Dignidad.

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