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El ciclo causal y acumulativo del crecimiento en África

Los datos del Banco Mundial hablan de una dinámica del PIB subsahariano superior a la media global, pero sin olvidar los factores políticos, culturales y estructurales que inhiben el desempeño desde una perspectiva de interdependencia global.

El ciclo causal y acumulativo del crecimiento en África

Según las previsiones proporcionadas por el Banco Mundial, el crecimiento económico de los países subsaharianos debería superar la media mundial en los próximos tres años (2,4% este año), gracias al creciente número de materias primas e inversiones, lo que llevó el crecimiento de la producción de la región a superar el umbral del 5%. Pero esto no garantiza que los gobiernos locales hagan todo lo posible para reducir el grado de pobreza que afecta a la mayoría de la población, a pesar de que el Banco Mundial subraya con cierto optimismo los avances de la última década (los datos facilitados indican que el porcentaje de población que vive con menos de 1,25 dólares al día ha pasado del 58% al 48,5% en los años 1996-2010 ). Pero, al mismo tiempo, no oculta que la lucha contra la pobreza se ve limitada por la creciente desigualdad salarial y la excesiva dependencia de la exportación de recursos minerales, ocultando así una debilidad subyacente basada en lainsuficiente diversificación de productos. El progreso en países ricos en materias primas como Guinea Ecuatorial, Nigeria y Gabón ha sido, de hecho, más lento en comparación con otros mercados con menos recursos.

En este escenario, el Banco Mundial identifica el desarrollo de infraestructura como un factor clave para impulsar la velocidad del crecimiento económico, en particular analizando la extracción de petróleo y gas en África Oriental y el carbón en Mozambique. Al mismo tiempo, se señala la necesidad de seguir atrayendo inversiones productivas en el sector minero en Ghana, Guinea, Liberia, Nigeria y Sierra Leona.

Los países africanos podrían asumir un papel de socio de primer nivel en la dinámica económica mundial, ya sea como mercados outlet dada la atrofia de la demanda europea, y como motores comerciales, dada la alta tasa de natalidad y recursos naturales. Es más necesario que nunca, pues, uno conciencia de los factores políticos, culturales y estructurales que inhiben cualquier tipo de desempeño social y económico: ver el caso de los disturbios de los trabajadores en Sudáfrica, la represión violenta y los disturbios relacionados en la República Centroafricana, Malí y Togo. Sin apartar al mismo tiempo la mirada de la crisis de la Eurozona y la caída de la demanda de commodities en China que juegan un papel fundamental en la evolución económica y comercial global. En un mundo donde la interdependencia económica es un hecho y donde dominan los procesos circulares y acumulativos, la resolución de los problemas culturales e institucionales solo puede traer un beneficio para el desarrollo, es decir, el grado de calidad de vida de todos los individuos y no de pequeños grupos de poder. Pero a condición de que exista realmente la voluntad de hacerlo y no de perseguir el oportunismo más ciego, cuyos límites y peligros ya han sido puestos al descubierto por la reciente crisis financiera y de la deuda, como el efecto boomerang más potente de los últimos treinta años. .

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