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Brasil privatiza los tres aeropuertos de São Paulo y Brasilia

Durante las próximas décadas, la gestión de dos aeropuertos en São Paulo y el de Brasilia pasarán a manos privadas - De la subasta, el gobierno recauda más de 10 millones de euros que promete reinvertir en el sector de la aviación - La carrera contra el tiempo para mejorar la infraestructura.

Brasil privatiza los tres aeropuertos de São Paulo y Brasilia

Luego de la exitosa subasta de ayer, el gobierno de Dilma Rousseff espera reactivar el sector aeronáutico del país y llenar el enorme retraso en la infraestructura aeroportuaria que aqueja al país.

El Estado recaudará de las empresas concesionarias más de 10 millones de euros, el triple de lo previsto, y ya ha anunciado que pretende reinvertir lo recaudado "para mejorar el desarrollo del país", según ha explicado el ministro de Aviación Civil, Wagner Bittencour, y para proporcionar las "condiciones para que las aerolíneas (que han salido del país, ed.) puedan regresar". “Hoy tenemos 720 aeropuertos públicos, 130 de los cuales tienen vuelos regulares. Queremos aumentar este volumen de tráfico”.

Los aeropuertos internacionales de São Paulo salen a subasta, corazón económico de Brasil, y de Brasilia, así como el puerto más pequeño pero en auge de Campinas, a unos 100 km de San Paolo, la futura puerta de entrada al sureste del país.

Los tres aeropuertos juntos suman 30% del transporte de pasajeros y 57% del transporte de carga de todo Brasil. Consorcios de empresas nacionales y extranjeras han competido para conseguir concesiones en un mercado en rápida expansión: desde 2003 el número de pasajeros ha aumentado un 118% y las previsiones son más que positivas para los próximos años.

Aeropuerto de Guarulhos São Paulo fue derrotado por 7 mil millones de euros, con un incremento del 373% respecto al valor mínimo fijado por el gobierno. La concesión por veinte años se adjudicó al consorcio brasileño-sudafricano Invepar-ACSA, que deberá construir la nueva terminal de 7 millones de pasajeros.

El aeropuerto de Brasilia fue al consorcio brasilero-argentino Inframerica por dos mil millones de euros, con un incremento del 673%. La concesión tiene una duración de 25 años y contempla la construcción de una nueva terminal con capacidad para recibir 2 millones de pasajeros.

La concesión por treinta años del aeropuerto de Campinas fue en cambio a un consorcio franco-brasileño por 1,6 millones de euros y verá la construcción de una nueva terminal para 5 millones de pasajeros.

A partir de ahora será una carrera contrarreloj adaptar la infraestructura aeroportuaria, actualmente colapsada, a las necesidades de los próximos años. La Copa del Mundo y los Juegos Olímpicos están a la vuelta de la esquina: tendrán que causar una buena impresión e impresionar al mundo, pero durarán el tiempo de un flash. Sin embargo, cuando los turistas se vayan, seguirá existiendo la necesidad de atender a una nueva clase de millones de viajeros locales. Y sobre todo la de apoyar una economía en rápido crecimiento que, sin una infraestructura adecuada, corre el riesgo de ahorcarse.

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