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Golf: Jason Dufner gana un PGA sin grandes emociones

El estadounidense Jason Dufner es el ganador del 95º Campeonato de la Pga, en Oak Hill CC, Pittsford, en el estado de Nueva York -Woods nervioso e inconsistente- Prueba trasfondo para Molinari (33º) y Manassero (72º).

Golf: Jason Dufner gana un PGA sin grandes emociones

Jason Dufner de 36 años, de Cleveland (Ohio), licenciado en economía, es el ganador del 95º Pga Championship, en Oak Hill CC, Pittsford, en el estado de Nueva York. Físico no muy atlético, mirada vagamente somnolienta, Dufner es en realidad un gran jugador, analítico e inteligente, gran devorador de biografías de golfistas míticos, muestra un swing preciso y eficaz. En Pittsburg capturó un trofeo que perseguía desde 2011, cuando dominó durante 4 días y luego fue superado por Keegan Bradley, debutando en la gira, en los playoffs. 

En dos años maduró, se casó con la guapa Amanda, ganó su primer major, tras batir el récord del campo el viernes, jugando el difícil East Course, par 63, en 70 golpes, en cuatro días disparó 270 golpes, -10 bajo par.

Dufner completa así, de forma coherente, la lista de campeones que ganaron un major en 2013. Tres de cada cuatro son treintañeros, en su primer éxito en el grand slam, que hacen cola desde hace años para hacerse con este triunfo: Adam Scott (32 años), campeón del Masters de Australia, que ya había perdido por poco el Open Championship en 2012; Justin Rose (32), inglés, increíble aficionado, luego se convirtió en profesional, luego se abrió camino, paso a paso, hasta el éxito en un WGC, Cadillac en 2012 y luego en el US Open este año. Entre ellos Phil Mickelson, de 43 años, con 4 majors en su haber, aunque nunca una victoria en un links. Trabajó como loco en ello y hace unas semanas incluso ganó dos: uno en el Scottish Open y otro en el superlativo británico, es decir, el Open Championship, su quinto major. Cuatro bellas historias de golfistas sólidos, no meteoritos como hemos visto en los últimos años, en las mayores que dejó vacante Tiger Woods. Deportistas que trabajan por sus objetivos con tesón, cabeza y esfuerzo.

Por desgracia, en televisión también fue un Abierto aburrido, debido a una dirección americana dispersiva y vagamente soporífera que no se centró en los protagonistas. Faltaban las grandes emociones y los duelos a muerte, las cumbres y los abismos. Los mejores 18 hoyos fueron los finales, el mano a mano Dufner-Jim Furyk. La venganza de dos actores secundarios. Furyk, de 43 años, de West Chester, Pensilvania, es un hombre de aspecto triste y frágil, pero es un gran campeón, ganador del US Open en 2003. Siempre ha jugado un swing improbable y muy efectivo y desde que está en el recorrido tiene una especie de antihéroe del golf, un poco jorobado, con cara de sufrimiento y un caddie "centenario". Sin embargo, pone algunas bolas hermosas en el remate y algunos putts en los bolsillos en momentos cruciales. Todavía tiene mucho que decir sobre el terreno de juego. Esta vez, a diferencia de otras, no tiene nada que reprocharse, no perdió, ganó Dufner: es decir, el que mejor jugó.

Por lo demás, continúa la espléndida fase de forma de Henrik Stenson, el gigante sueco que pone en su cartera otra gran colocación, pues acaba tercero en solitario y sube hasta el octavo en la clasificación de Fedex. Adam Scott también lo hizo muy bien, quinto a la par de Scott Piercy, por detrás de otro sueco, Jonas Blixt.

Entre la multitud, el campeón saliente, Rory McIlroy, merece una mención especial que comienza a despertar de su letargo y alcanza el primer top ten en varios torneos de esta parte: octavo, para un total de -3.

Tiger Woods en cambio viaja en un columpio: en los altares la semana pasada, en el polvo esta: +4, cuadragésimo en buena compañía. Esto nos lleva al sexto año consecutivo sin mayor y la letanía continúa. Por otro lado, su nerviosismo muestra lo queridas que son para él las mayores. Pero algo anda mal y ni siquiera necesita repasar los fundamentos del golf con el entrenador Sean Folley. Tiger, cuando juega tan mal, no lleva la pelota recta, tiene que dejar el drive en la bolsa y disparar siempre en recuperación. ¿Durará la sociedad con el entrenador? ¿Pero es cuestión de swing o de cabeza? Quizás es un mental coach lo que realmente le falta, tras la muerte de su padre, fallecido en 2006. Ahora quedan los Playoffs por delante. Lidera y podría convertirse en el primero en ganar la FedExCup por tercera vez. Hay una montaña de dinero en juego, para consolarse mientras lanza pelotas antes del Masters del próximo año.

Torneo para olvidar también para Matteo Manassero: +12, 72º con Phil Mickelson de 75 jugadores que quedaron en el campo tras el corte. Un resultado decepcionante para el veinteañero italiano en el que tantas expectativas están puestas. Este año Matteo no supo aprovechar la oportunidad de los grandes torneos de Estados Unidos, ni la de los majors. Hace falta mucha experiencia y carácter, como demuestran Scott, Rose y Dufner, tiene mucho tiempo por delante y muchos años de grand slam para recuperar. Sin embargo, cuenta con una victoria muy importante en 2013: el BMW Pga Championship.

Finalmente, buena actuación de Francesco Molinari, 33º, pero no al nivel que cabría esperar.

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