comparte

Giro: Nibali y Quintana en el desafío Blockhaus

Hoy es una de las etapas más esperadas de la carrera rosa que debería poner fin a la tregua declarada entre los grandes nombres. Victoria de ayer del español Izaguirre al final de una bonita y accidentada etapa que no movió la clasificación, siempre liderada por Bob Jungels. El ayuno italiano de victorias continúa.

Giro: Nibali y Quintana en el desafío Blockhaus

Hoy el Giro sube al Blockhaus, la montaña de los bandoleros, que según Davide Cassani, el seleccionador nacional, es la subida más dura de las previstas. Tras el poco o nada del Etna, con los grandes nombres bloqueados para controlarse, todo el mundo está dispuesto a apostar a que el pico que desveló el primer Merckx en el Giro de 1967 romperá la tregua declarada entre los favoritos, Quintana y Nibali sobre todo, que también duró ayer en la etapa de Peschici. Para que conste, el Team Sky intentó tímidamente mover un poco las aguas estancadas del Giro con un sprint de Mikal Landa en la final en las espectaculares subidas y bajadas del Gargano. El vasco, oficialmente lugarteniente de Geraint Thomas, pero con cierta libertad (y muchas ganas) de jugarse sus posibilidades como escalador, estuvo igualado por un corto maillot rosa virtual. Vislumbres de batalla pero en un Giro en el que los 12 primeros de la clasificación, tras más de 1500 km recorridos, se siguen recopilando en tan solo 10 segundos, incluso la jugada de Landa -como el irreal sprint de Nibali en el Etna- merece ser reseñada. Si la clasificación no cambia con Jungels siempre líder, seguido de Thomas segundo a las 6”, la etapa de Peschici fue -si hacía falta- finalmente hermosa y reñida, en una hermosa naturaleza, entre olivos y el mar de ​​playas y acantilados del Gargano, caracterizado por una escapada inicial de 15 que luego se fue reduciendo a cuatro en el accidentado final cuando Peschici apareció en el horizonte con sus casas blancas y la carretera comenzó a ascender en los últimos 1500 metros con curvas y contrafuertes. curvas

Un puñado de corredores con carácter y también de clase, de los que quieren ganar si se van a la fuga: dos españoles Gorko Izaguirre, compañero de Quintana, y Luis León Sánchez, medallista de oro olímpico en Pekín, y dos italianos, Giovanni Visconti, del Bahrain-Merida de Nibali, y Valerio Conti, que lleva mucho tiempo siendo virtual maillot rosa. Cuando los dos tónicos y duros italianos finalmente parecen capaces de romper el ayuno de las victorias azzurri, el destino les juega en contra con Conti deslizándose por el suelo en una de las primeras curvas en la localidad de Peschici. La mala suerte quiso que incluso Visconti, inmediatamente detrás de él, se viera obligado a frenar y perder el golpe de pedal. Izaguirre lo aprovechó para volar y ganar su primera etapa en el Giro (“así –dirá el vasco– empaté a mi hermano Jon que había ganado en Falses en 2012”). Visconti es bueno alcanzando y adelantando a Sánchez, finalizando segundo a 5”. Conti se succiona al grupo de los mejores regulados por Battaglin 12” de Izaguirre. Si las posiciones pueden ser señal de buen estado para Nibali que suele estar entre los primeros: sexto también ayer mientras que Quintana, una esfinge sobre los pedales a la espera de mostrar las alas del cóndor, acabó con el mismo tiempo pero sólo decimosexto. El ayuno de las victorias italianas es cada vez más largo, los días de Jungels con la camiseta rosa son cada vez más largos. Estamos a cinco pero hoy se espera que el luxemburgués afronte la prueba de fuego en el Blokhaus que le hará frente con un molesto agujero en la rodilla, fruto de una caída en la etapa de ayer. “Vas rápido en caminos estrechos y peligrosos. ¡Qué locura!”, se quejó Jungels quien, mostrando su rodilla, también agregó con una sonrisa: “Si pierdo la camiseta mañana (es decir, hoy), al menos tengo una excusa”.

Revisión