El índice Zew, que registra el pulso de la locomotora alemana, envía una señal desalentadora para el destino económico del Viejo Continente. En junio, la confianza de los inversores alemanes alcanzó su nivel más bajo de los dos últimos años, alcanzando -9 frente al +3,1 de mayo. El subíndice relativo cayó de 91,5 a 87,6, frente a las expectativas de 89,5.
Las expectativas se ven lastradas por la incertidumbre de la crisis financiera en Grecia y la creencia de que el actual auge alemán no puede sostenerse en los niveles actuales que son muy altos. En respuesta a la publicación del índice, el euro rápidamente perdió terreno frente al dólar y cayó a 1,4325 dólares, unos 20 puntos básicos menos.