La débil evolución que sigue caracterizando el consumo de los hogares de la eurozona es una de las manifestaciones más evidentes de una situación que lucha por recuperarse siete años después del estallido de la crisis. En 2013 el índice de consumo final efectivo, el indicador sugerido por el informe Stiglitz, Sen, Fitoussi para medir el bienestar material de los individuos, estuvo por debajo del nivel de 2008 en once países de la UEM, mientras que la recuperación registrada en el resto de economías fue menor.
En comparación con 2008, en 2013 los hogares de Grecia y Chipre realizaron los recortes de gasto más significativos, seguidos de los de Portugal, Italia y los Países Bajos. En general, frente al mantenimiento de las necesidades básicas (alimentación, hogar, salud y educación), se produce una reducción de los gastos de transporte, comunicaciones, mobiliario y ocio. Para varios países de la zona del euro, la previsión de rentas en 2016 todavía inferiores a las de 2008 dificulta una recuperación sólida del consumo.
Entre los efectos negativos de la reducción de las compras de los hogares se encuentra la contracción del crédito al consumo. El pasado mes de octubre, el stock de este tipo de préstamos en la eurozona ascendió a 569 millones, la misma cantidad que en mayo de 2006. En Italia, la caída del crédito al consumo (-3,4% a/a en junio) estuvo acompañada de un cambio en las características de los contratos: entre 2007 y 2013 se incrementaron los de montos pequeños con cuotas mensuales bajas y los contratos de corto plazo que también presentan menores tasas de riesgo.
Señales positivas vienen de los desembolsos: en febrero finalizó la tendencia negativa que caracterizó los flujos del último trimestre de 2007. En los doce meses terminados en octubre, las nuevas colocaciones registraron un crecimiento anual de 10,6%, fortaleciéndose frente a meses anteriores.
Adjuntos: Foco no. 41- 12 diciembre 2014.pdf
