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Deducciones del Irpef, el Gobierno se las ahorra en sanidad

La Ley de Estabilidad obliga a revisar el sistema antes del 31 de enero para ahorrar 500 millones al año: sin tocar las deducciones por gastos sanitarios, solo quedaría anular por completo otras bonificaciones fiscales en algunos tramos de renta, pero se podría no empezar desde más rico.

Deducciones del Irpef, el Gobierno se las ahorra en sanidad

A fin de mes, el machete del gobierno golpeará el bosque de las deducciones del IRPF, pero deberían salvarse las de los gastos sanitarios. Esta es la orientación del Ejecutivo a pocos días del plazo fijado en la última Ley de Estabilidad, que prescribe la reducción de las bonificaciones fiscales antes del 31 de enero para ahorrar al menos 500 millones de euros al año.  

Hay dos posibles soluciones: recorte lineal de todas las deducciones del IRPF (que pasaría del 19% al 18% sobre los gastos ya realizados en 2013) o recorte selectivo, más difícil de conseguir pero también mucho menos controvertido. 

En este contexto, el capítulo de la salud es decisivo. El paquete total de deducciones en el IRPF al 19% asciende a 5,4 millones de euros cada año, de los que la mitad (2,7 millones) se absorbe precisamente en bonificaciones en los costes sanitarios y de asistencia a discapacitados. El Gobierno pretende salvarlos, pero está claro que excluyendo esta parte de las deducciones, alcanzar el objetivo de ahorro sería aún más complejo. 

Inmediatamente después de la asistencia sanitaria, las partidas más significativas corresponden a los gastos de seguros de vida y accidentes, a los intereses de la hipoteca de la primera vivienda ya la universidad de los hijos. Recortar las deducciones del Irpef del 19 al 18% en todos estos conceptos puede no ser suficiente para mantener 500 millones al año en las arcas del Estado, por lo que el Gobierno está pensando en cancelar por completo algunas de estas bonificaciones fiscales para los de rentas más altas. La tijera, sin embargo, no concierne solo a los ricos, porque habría que partir al menos de la clase media. 

Al final, para encontrar el equilibrio, los técnicos podrían decidir subordinar algunos gastos sanitarios, los menos imprescindibles, a los ingresos. Pero incluso esto no sería un camino fácil.   

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