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Congreso CGIL 2019: ¿Renovación o Conservación?

El Congreso de la CGIL que se abre hoy en Bari está muy lejos del celebrado en 1973 en la propia capital de Apulia y que representó el punto culminante de un sindicato muy fuerte que, bajo la dirección de Luciano Lama, luchó por las reformas - Landini y La Colla está en juego por la sucesión de Camusso pero el verdadero desafío está entre el populismo maximalista del primero y el intento de renovación del segundo

Congreso CGIL 2019: ¿Renovación o Conservación?

Ha pasado menos de medio siglo desde la última vez que el CGIL él mantuvo su Congreso Nacional en Bari, exactamente igual al que se estrena hoy, pero parece una eternidad. En ese momento, el sindicato italiano más grande, sabiamente dirigido por un reformista indestructible como Luciano Lama, era muy fuerte y una amenaza de huelga fue suficiente para derribar un gobierno. Hoy, por el contrario, la CGIL esta muy envejecidaha perdido terreno en las fábricas, cuenta muy poco a nivel político y aparece doblado sobre sí mismo en uno deriva maximalista y empresarial que el secretariado de Susanna Camusso -casi seguro el peor en la historia de la CGIL- ha ayudado a alimentar.

en 1973 la CGIL, luego de haberse consolidado en el ámbito laboral sobre la ola del cálido otoño, pensó inteligentemente en utilizar su poder contractual no solo en la fábrica sino en la sociedad y por ello hizo de la política de reforma su brújula presionando a las mismas fuerzas políticas sobre este terreno. Hoy ocurre todo lo contrario: ante la lluvia de reformas que los gobiernos de Renzi y Gentiloni pusieron sobre la alfombra en la última legislatura, la CGIL, traicionando su historia y haciendo revolcarse en su tumba no solo a Lama sino también a Giuseppe Di Vittorio y Bruno Trentin. , y Siempre prejuiciado contra la oposición.. En los últimos meses lo ha hecho peor llegando apoyar la contrarreforma de Salvini sobre las pensiones y no saber a qué pez acudir ante una medida netamente asistencialista como la renta básica, al margen de que las medidas simbólicas del gobierno verdeamarillo terminaran por marginar las inversiones.

Lo que más llama la atención es la incapacidad del actual equipo directivo de la CGIL para leer y comprender las grandes transformaciones de época (de la globalización al avance de la inteligencia artificial, del fenómeno migratorio a la crisis demográfica) que están cambiando -no necesariamente a mejor- el mundo y adaptar las políticas sindicales a una realidad en rápida evolución que sin borrar el conflicto, fisiológico en cualquier sociedad moderna, sabe compaginarla críticamente con la realidad del mercado y de la empresa. El fruto de esta barbarie ha producido una cesura cada vez más evidente entre las reivindicaciones fabriles sobre las condiciones de los trabajadores y la capacidad de vincularlas a los intereses generales de la sociedad en una estrategia de reforma y cambio que había sido precisamente el rasgo distintivo de la CGIL en su temporada más brillante, entre los años 60 y 70.

¿Será posible detener esta dolorosa deriva del mayor sindicato italiano?  El hecho de que el congreso de Bari esté polarizado no sobre la estrategia de cambio para los próximos años sino sobre división entre los dos candidatos que compiten por la secretaría general y la sucesión de Camusso – el maximalista Maurizio Landini y el reformador Vicente Colla – y en la línea a seguir hacia el Gobierno y el Cinco Estrellas – subordinados el de Landini y autonómicos el de la Colla – lamentablemente elude las cuestiones de fondo, culturales incluso más que políticas, a las que se enfrenta el gremio si quiere intentar rastrear el porcelana.

El tiempo ha llegado elegir entre la continuidad en la conservación y la renovación o, mejor dicho, refundación, y veremos si el Congreso de Bari es capaz de hacerlo. La pobreza de análisis y contenido, antes incluso de estrategias, que caracteriza al gremio y que lo ha empujado a la sombra clama venganza. Pero también hay que decir que es un retiro que no nace hoy.

El último intento de la CGIL por renovar el análisis de la sociedad y el mundo del trabajo se remonta a conferencias y ai grupos de estudio promovidos en 2005 por la Fundación Di Vittorio, entonces dirigido por uno de los mejores economistas italianos como el profesor Marcello Messori. Luego oscuridad total. Ahora parecen aparecer algunos signos tardíos y cautelosos de renovación en las directrices de Colla, quien con razón pide al sindicato que intervenga y negocie aguas arriba y no aguas abajo de los procesos de producción, que propone al sindicato adoptar la lógica de la participación a la alemana y que parece no tienen intención de remolcar al Cinco Estrellas y su ruinoso populismo. Pero será necesario ver si el Congreso de la CGIL será capaz de adoptar estas sugerencias y -gane quien gane entre los dos retadores- será necesario ver si la CGIL será capaz de enmendar sus divisiones y cómo lo hará. poder hacerlo en la claridad de la línea estratégica y no en un mediocre compromiso a la baja.

Dado que el estado de salud de la unión no es sólo un problema de sus miembros, sino un tema terriblemente importante que concierne a todo el país y a la calidad de la democracia italiana, se puede hacer mejores deseos para el Congreso de la CGIL, aunque las razones para ser optimistas se reduzcan a un parpadeo. Sería bueno que precisamente en Bari la CGIL, dejando de lado el descuido y el maximalismo demagógico en que se distinguieron Camusso y Landini, redescubriera la fuerza para retomar el camino de la renovación y las reformas del Congreso de 1973 y reabriera una página digna de las mejores tradiciones. del sindicalismo italiano. Hay muchas ilusiones por hacerse, pero la esperanza es siempre la última en morir. Felicidades.

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